Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Hemeroteca

Ignacio Gracia Noriega

Pensamientos

Se ofrecen distintos pensamientos gracianos a modo de píldoras

La irresponsabilidad del referéndum de Grecia. Nadie se acuerda de Felipe González cuando todavía existía el muro de Berlín convocando un referéndum sobre la OTAN: ”De entrada no”.

Lo de Grecia es una demostración de a dónde se puede llegar si se deja el gobierno de una nación en manos de irresponsables. Pero también el respeto a las formas democráticas más elementales por parte de Bruselas, permitiéndose indicar a los griegos qué deben votar para que voten bien. Estos casos de intervencionismo indican el concepto que tiene de la democracia y de la soberanía nacional el gran monstruo burocrático e intervencionista del Mercado Común.

El feminismo y el homosexualismo son los grandes enemigos de la libertad de expresión. No admiten bromas, como los fanáticos de "Charlie Hebdo".

En esta democracia, y probablemente en las demás de nuestro ámbito, no se habla nunca de libertad. Es algo que no interesa, que se ha convertido en una abstracción, por lo que muchos creen que la democracia es el bien supremo y el fin de la historia.

En España no es necesaria la libertad ni nadie pregunta por ella porque tenemos "democracia". Confundir libertad con democracia es el primer paso para renunciar a la libertad.

Si Dios no existe, ¿qué puede importarle al ateo a quién nombran Papa?

España tuvo la desgracia de ser una nación sin españoles. Unos consideraban al país demasiado avanzado, y otros lo tenían por retrógrado: ninguno estaba a gusto. La izquierda siempre fue antiespañola, sin saber exactamente qué era y mucho peor ahora que se hundió la URSS, y la derecha prefirió dejar las cosas en manos del mayordomo o de un general. En este aspecto, Rajoy es el perfecto gobernante porque es el cumplido cipayo, que no dudaría, si el "bwana" le ordena, en morder el cartucho untado con grasa de cerdo.

En el apoyo de la izquierda europea a los movimientos de liberación del Tercer Mundo confluían los dos viejos mitos de la Ilustración más nefastos: el de la Revolución y el del Buen Salvaje.

De tanto creer que Europa se encuentra al otro lado de los Pirineos, España se ha convertido en una anomalía europea, como Turquía. No es de extrañar que Dumas sr. haya visto aquí África.

Los grandes jerarcas nazis nacieron, para su desgracia, antes de tiempo. De haber nacido en esta época, serían los mayores entusiastas de la informática.

Esaú vendió a Jacob la primogenitura por un "guiso rojo" (en ningún lugar del Génesis se dice que fuera de lentejas). Jacob debía ser buen cocinero, pues engañó a Isaac, dándole cordero por caza. El hombre moderno renuncia a su libertad y a su privacidad no por un plato de lentejas sino por sus propias cadenas, que compran a buen precio y con pueril entusiasmo en las tiendas del ramo de la electrónica.

El Mercado Común es socialismo puro: intervencionismo estatal y totalitarismo burocrático. ¿Dónde está el mercado que exige la libertad completa y el menor intervencionismo posible, y, en consecuencia, cuanta menos burocracia, mejor?

La sociedad permisiva lo tolera todo: el terrorismo, las perversiones sexuales, matar a veinte y pagar por uno ... Pero un banco puede tomar represalias contra sus clientes porque no le presenten su documentación digitalizada. Dos cosas para las que un banco no tiene autoridad: ni para exigir la documentación a nadie ni para tomar represalias contra quienes no tengan la documentación al día. Pero, como lo mandan en Europa ...

Oviedo es el Königsberg y el Weimar de Gustavo Bueno. En Oviedo ha dictado sus lecciones y ha escrito sus libros, y desde Oviedo, como si fuera un nuevo Feijoo, procura que sus compatriotas utilicen la cabeza para algo. Tanto en su fase de filósofo académico como en la de filósofo mundano es un pensador vigoroso, original y contracorriente, que procura que las palabras valgan lo que significan. Ningún filósofo español, desde Ortega acá, tuvo tanta influencia ni despertó tanta polémica.

El hombre rechaza el mundo de su juventud y le atemoriza, sorprende e inquieta el de su vejez. En el mejor de los casos, solo por muy poco tiempo vive en un mundo a su gusto.

Aprendan lenguas para hacer transacciones comerciales, para pedir el desayuno en los aeropuertos y para decir "Sí, míster", con una entonación tan perfecta que suene "Sí, bwana".

Entre el desprecio y el tiro en la nuca, mejor el desprecio y la ignorancia. Además, siempre permitirá criticar lo burra que es la derecha.

Matar por una lengua, como hacen los terroristas etarras, es el colmo de la ignorancia y de la locura: porque las lenguas no son ideología sino instrumentos de comunicación y en todas las lenguas se dicen, más o menos, las mismas cosas.

Es preferible el gobernante arbitrario que hace lo que le apetece por "decreto y mando" que la democracia que hace exactamente lo mismo, pero por el bien de los administrados.

En pocos años la palabra "democracia" ha sido viciada hasta la exageración y hasta el hastío, pues se quiso reducir a ella muchos valores morales que se habían rechazado.

La democracia es una figura del derecho político. No tiene, en consecuencia, nada que ver con la moral; aunque sería deseable que los demócratas practicaran algún tipo de moral, cosa que con frecuencia no sucede.

El problema del libro es que leerlo es una actividad perfectamente privada y no se puede controlar a sus lectores. En cambio, los que leen por medios electrónicos están absolutamente controlados.

Argentino políticamente correcto. El Papa se dirige a las madres de presos recordándoles que están en la cárcel porque alguna vez no fueron buenos.

El fracaso del proletariado se inicia en el momento en que el proletariado descubre que no aspira a establecer el reino del hombre sobre la tierra, sino a vivir como un burgués.

Algunos grandes redentores de la humanidad perecieron el el patíbulo. Lo malo es cuando los redentores alcanzan sus objetivos y llevan al patíbulo a todos los que no comparten su bondad natural, sean herejes o disidentes.

Se prohíbe todo para asegurar el bienestar. La "sociedad del bienestar" es la sociedad de la prohibición bienintencionada.

¿Cuántos milenios serán necesarios para que el socialismo alcance el escepticismo del catolicismo y deje, en consecuencia, de ser peligroso?

El espanto de los abuelos: Si los abuelos resultan insoportables dando continuamente la lata a sus amistades con las fotografías y las gracietas de sus nietos, ¿hasta qué extremo no llegará el odio de los nietos hacia sus abuelos obsesivos, pegajosos e insufribles?

Vivimos en un mundo democrático, según nos dicen, en el que cada día crece el control del ciudadano. ¿Qué le importa al Estado el carnet de identidad de quien va a comprar una medicina? Sin duda lo exige por nuestro bien, pero es inevitable que uno sienta el airecillo proveniente de las cámaras secretas de los campos de exterminio.

¿Y si nuestros controladores, de repente, se vuelven "malos"?

A propósito del cine americano mediocre, violento y políticamente correcto. Por cuestión de "paridad" es indispensable que haya una mujer haciendo de jefa de policía y un negro haciendo de policía. Claramente, la mujer interpreta un hombre y el negro blanco. Se trata del machismo y del racismo más repugnantes que nos sirve todos los días la sacrosanta televisión nacional.

La gran paradoja del Estado permisivo: si es permisivo, ¿por qué se obstina en mantener a todos sus administrados bajo el control más absoluto? Preguntas que nadie se hace, o que nadie quiere hacerse, tal vez por lo que tiene de terrorífica, de inquietante.

La mentira y la corrupción forman partes de las mañas del gobierno. ¿De qué nos sorprendemos?

La gran sorpresa del ateo: cuando le llega el momento de morir es incapaz de desdramatizar la muerte.

Escribió Benjamin Constant en 1820: "El peligro de la libertad moderna consiste en que absorbidos por el disfrute de nuestra independencia privada y por la búsqueda de nuestros intereses particulares, renunciemos con demasiada facilidad a nuestro derecho de participación en el poder político". Hoy el poder político es un club privado en el que se entra con más dificultad que un camello por el ojo de una aguja.

Alcalde del PP políticamente correcto pide angustiado perdón a las feministas por haber afirmado que las mujeres son más elegantes cuanto más desnudas. A diferencia de él, los grandes modistos cobran cantidades desorbitadas a las señoras elegantes por desnudarlas.

Crímenes modernos con formato de toda la vida. La violencia de género. La mató porque era suya y se suicidó a sí mismo.

Los pequeños "vicios" del pasado (el alcohol, el tabaco) o están mal vistos o están prohibidos por razón de Estado. Ahora solo quedan las aberraciones sexuales.

El bosque ya se pone rojizo, marrón, dorado. Los atardeceres tienen una iluminación anaranjada. El otoño está ligeramente caldeado por el viento del sur.

¿Qué interés hay en que todo el mundo sea vegetariano y deportista? El culto al cuerpo y la obsesión por la salud son tan importantes como la codicia y el culto al dinero y la obsesión por poseerlo.

La bondad empalagosa del Estado es cursilería de la peor especie, de manera que España está anegada por la hermana gemela de la cursilería: la pedantería.

Si el Estado pusiera tanto empeño en atajar la corrupción como en prohibir el tabaco o vigilar quién lleva puesto el cinturón de seguridad, tal vez habría menos corruptos. Pero dicen los que saben que las cosas funcionarían peor. De lo que se deduce que la corrupción es inseparable de un Estado que organiza el dinero de todos y los que pueden pedirle cuentas forman parte de esas férreas estructuras.

Una sociedad enferma es la obsesionada por su salud y por el miedo a la muerte. Es el alto precio que paga el hombre moderno. El Estado seráfico cuida de la salud de sus administrados para que no hagan gasto de la seguridad social, mas con la medicina preventiva debe resultar mucho más caro tener una sociedad sana que a varios de sus individuos enfermos.

Los catalanes sitúan al parlamento propio por encima de la ley. Eso es la negación de la democracia, pero en este país, ¿qué más da? A los catalanes se les consiente todo, bien por poquedad del gobierno central o por complicidad de uno de los principales partidos nacionales. Por otra parte, los españoles nunca tuvieron claro qué es la democracia, aunque Suárez y González no hicieron otra cosa que mentarla en los primeros tiempos de la transición. Eran demócratas como quien maja. Más tarde, sus sucesores se dedicaron a vaciar de sentido por el simple por el simple procedimiento de la repetición constante palabras como “solidaridad” y otras por el estilo. Se llegó a la conclusión de que la “democracia” era el antifranquismo, por lo que los auténticos stalinistas y separatistas racistas poseen no solo certificado de demócratas, sino que son ellos quienes los extienden.

La carne y los embutidos son tan cancerígenos como el tabaco, según la OMS. Son mensajes alarmantes dirigidos al Primer Mundo (en el Tercero agarran una chuleta por casualidad, porque no se detienen a averiguar cuánto les va a subir el colesterol, ya que más cornadas da el hambre), en el que cualquier alarma expresada con barniz medio científico, causa pavor. ¿Es que a nadie se le ocurre preguntarse que comió la humanidad hasta que existiera la OMS? Pues se comía lo que podía, y se llegó en bastante buen estado hasta el siglo XX, en que el Estado se ocupó también de organizar la salud de sus administrados, creando una sociedad seriamente enferma. Y otra pregunta a propósito de la OMS: ¿a qué intereses sirve? ¿qué intereses defienden los antitabaquistas, los abstemios militantes, los enemigos de los toros? Supongo que abolir los restos del pasado, y también que al hilo del vegetarianismo, del antitabaquismo, etc., surjan nuevas y prósperas empresas inmaculadas.

España es el más firme aliado de Occidente: con los socialistas, sobremanera. Entra a gobernar Felipe González y una de las primeras medidas es convocar un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Entra Z. y saca las tropas de Iraq. Como para fiarse.

El desgaste de las palabras. Algunas, tal vez, expresaban ideas nobles. Hoy son como bronce que suena, que diría San Pablo. Con "democracia" se pretende sustituir los valores rechazados. "Solidaridad" fluctúa entre un mezquino sustituto de la caridad para uso de laicos y el surrealismo: así, hay colchones solidarios, bolígrafos solidarios, motocicletas solidarias y hasta un presentador de TVE que gracias a que es "solidario" y "políticamente correcto" lleva miles de años presentando el mismo programa estúpido.

Decía Gómez Dávila que los enemigos del Hombre son el Demonio, el Estado y la Ciencia. La Ciencia siempre al servicio del Estado, tanto para construir bombas atómicas como campos de exterminio. Y el Demonio es un eficaz servidor del Estado. Por esta vía, no es difícil deducir que el Estado es el Infierno: un Infierno como el de Dante, del que no hay salida. Aunque si Dante salió, es porque vivió en otra época y en su poema era un personaje de ficción. Los demás, caídos "en la red", pierden toda esperanza.

Las diferencias entre la derecha y la izquierda son mínimas. En tiempos de Felipe González consistía en que el servidor del proletariado no llevaba corbata. La izquierda no tardó en ceder al poder corruptor del dinero, y la derecha, en compensación, renunció al sentido nacional. En la actualidad, ya la gente de derechas no usa corbata, bien porque cuentan con una mayoría abrumadora de mujeres para evidenciar su "corrección política", o porque sus prohombres consideran más "democrático" ir con la camisa abierta y con chaqueta: uniforme del "progre" correctamente vestido.

Afirma Guido Ceronetti, escritor poco conocido (y se entiende por qué): "Los nihilistas odian a los pesimistas: cualquiera que conozca la verdad del dolor estorbe sus planes para el incremento de la desdicha en el mundo".

Se sigue creyendo algo en apariencia tan antigualla como que el humanismo debe ser abolido por la tecnología. Los entusiastas del mañana en lo primero que piensan es en la desaparición del libro y del papel. La lectura es innecesaria, algún día será peligrosa. Su ideal es vivir apretando el botón como en las dictaduras totalitarias se vivía a toque de tambor.

El entusiasmo de muchos adultos por los servicios que reciben de la inundación electrónica (exhibir fotografías de los nietos “en tiempo real” o enviar a un receptor de Nueva York una imagen del cocido de garbanzos que están comiendo (y que, probablemente, en Nueva York no haya), no merece un verso de “Macbeth”, pero, ciertamente, Shakespeare escribió: “Frecuentemente, para atraernos a nuestra perdición, los agentes de las tinieblas nos profetizan verdades y nos seducen con inocentes bagatelas para arrastrarnos pérfidamente a las consecuencias más terribles”. Se trata, cronológicamente, del primer anuncio de la informática para uso casero.

Theodor W.Adorno se refería a la liquidación del individuo en el colectivismo imperante bajo el capitalismo tardío. Se entiende: todavía estaba en pie el muro de Berlín. Caído el muro, el capitalismo ha adaptado a sus intereses lo mucho que el socialismo tiene de útil: la modernidad como coartada de toda clase de tropelías, la masa entendida como mercado, la liquidación del individuo por la vía de la tecnología, el control sin resquicios de la masa, la masa por primera vez en la Historia comprando alegremente todos los utensilios electrónicos que sirven para su control. Todo un éxito mundial.

Al Estado no le conviene acabar con el terrorismo, pues si se lo hubiera propuesto, ya lo habría hecho, como suprimió a los fumadores en lugares públicos, o se propone, tomando medidas drásticas, acabar con los accidentes de tráfico. Pero el terrorismo es su mejor aliado. Por otra parte, la izquierda, incluida la que llaman “moderada”, que es una ficción, pues no existe, no permitiría que se tomaran medidas definitivas contra él, pues se trata de un eventual aliado, con muchos aspectos ideológicos en común; y la derecha moderada (por desgracia, ésa sí existe) no se atrevería a adoptar medidas enérgicas que molestaran a sus socios de babor. Y para el Estado, el terrorismo es un magnífico pretexto para tener controlada a la población, la cual, como la controlan “por su bien”, está encantada con el paternalismo policial del Estado y porque actúa empleando las tecnologías más sofisticadas que a todos los demócratas con espíritu modeno llenan de orgullo.

Los que cometen fraude fiscal son los más fáciles de controlar de toda la población; buena parte de ellos son servidores del propio Estado. Pero se adoptan medidas parecidas a las de combatir una enfermedad grave con paños calientes. Controlando hasta la exasperación a los que se sabe que no son terroristas (por ejemplo, en los aeropuertos) o a quienes tienen en la cuenta alrededor de dos mil euros con los que difícilmente se puede hacer fraude fiscal, el Estado se cura en salud y tiene controlada a la mayor parte de la población, precisamente a la que le resulta más difícil o más indiferente delinquir.

Antes, todavía no hace muchos años, si se abría una cuenta corriente en un banco, al cliente le ponían alfombra roja. Ahora le exigen al mismo cliente el carnet de identidad digitalizado y la declaración de la renta. “Es una norma europea” explican para contentar al personal, que se siente muy orgulloso de su carnet digitalizado y de ser “europeo”. Pero, ¿con qué derecho puede un banco pedirme el carnet? Mucho menos exigir un documento que se supone privado como es la declaración de la renta. ¿Qué autoridad tiene un negocio privado para actuar como una comisaría de policía? Desde luego, por tener el carnet digitalizado de todos sus clientes no va a mejorar el servicio ni el cliente va a obtener beneficios. !Quién sabe si el banco! Esto es un atentado contra la libertad y la privacidad, pero no tanto por parte de los bancos como de los clientes, que aceptan toda clase de intromisiones en su privacidad y recortes (!eso sí son recortes!) a su libertad, mansamente, bovinamente.

En Asturias, la Navidad son unos festejos, ya que comienzan con la Nochebuena y se prolongan hasta el día de Reyes, extraordinariamente arraigados. Influye sobre las costumbres, sobre el folclore, sobre la gastronomía (en Cudillero se comía el curadillo porque era vigilia), sobre la vestimenta y hasta sobre el carácter de las gentes.

La Nochebuena vuelve todos los años, con laicismo y sin laicismo. Son otros los que no vuelven, y cuando haya pasado el tiempo, no habrá rastro de ellos.

Si el ADN de Juana de Arco demuestra que los restos de Juana de Arco son los de un hombre, se revela que no son los de la Doncella de Orleans o que la Doncella era un hombre. Esto es ciencia y lo demás, tonterías.

España fue el segundo imperio universal, después de Roma. Pero duró apenas un siglo. A comienzos del siglo XVII aquel gran imperio sobre el que no se ponía el sol, entró en crisis y empezó a languidecer y en ello seguimos. Los españoles pasaron a ser europeos de segunda categoría, mas al menos nuestro pasado nos ahorró una historia trágica como las de Polonia o los Balcanes. La historia de aquí se limita a ser grotesca. Como decía Churchill, es la única nación que se empeña en destruirse desde dentro sin conseguirlo.

La izquierda española nunca tuvo sentido nacional. Ahora también ha renunciado a él la derecha. Decía Malraux que si la derecha renuncia al sentido nacional pierde su razón de ser y si la izquierda se rinde al poder corruptor del dinero se convierte en una comedia. La izquierda ex-internacionalista se ha vuelto localista por ver si pesca algo en las aguas turbias del separatismo, mientras la derecha es cosmopolita, pues Fulano tiene un máster en Harvard y Mengana una hija en Singapur.

Viviendo en una época tan moderna, resulta sorprendente que se siga empleando un lenguaje trasnochado hace cuarenta años. Cuando muere un escritor viejo y que tuvo algún gesto vagamente "progre" en el pasado, se le califica de "comprometido" si no se sabe qué otra cosa decir de él. No faltan stalinistas que no renunciaron a sus orígenes y son también "comprometidos" (con la extinta Unión Soviética, sin duda). En cambio, si se trata de una mujer la cuestión es peligrosa, pues si unos la elogian como "liberada", otros tal vez piensen que fue un pendón.

Recordatorio para navegantes sin brújula. Los anti-sistema pretenden demoler las bases de la sociedad hasta más abajo de los cimientos mientras los entusiastas de la tecnología electrónica dan por cancelada la vieja cultura porque pueden enviar una fotografía de la nieta a Nueva York (donde es probable que no conozcan a nadie) en "tiempo real", como ellos dicen. Terribles revoluciones nihilistas unos y otros, pero no más que los primitivos cristianos, cuya ideología era nihilismo puro y cuyo objetivo político demoler Roma y fundar la Nueva Jerusalén. Mas con el tiempo, el cristianismo y el imperio no se destruyeron mutuamente, sino que el imperio aceptó aceptó lo que de revitalizador tenía el cristianismo y el cristianismo no sólo aceptó la gran cultura clásica y el latín, sino que los trasmitió a lo largo de milenios, preservando esa cultura y esa lengua de las acometidas de la barbarie. La Roma de los Césares fue la Roma de los Papas y la Nueva Jerusalén quedó en un proyecto utópico. Porque tanto el Imperio como la Iglesia son demasiado antiguos y demasiado sabios como para creer en utopías o no considerarlas peligrosas.

La izquierda se ocupa mucho de la cultura como recuerdo mítico de la época en la que la mayoría de sus militantes eran analfabetos y consideraban que el hecho de que un abogado, un médico o un catedrático ingresara en sus filas era un gran éxito ... social. La derecha, en cambio, desprecia a la cultura que no tiene aplicación para ganar dinero y porque tiene la intuición atávica de que leer es nocivo. En el mejor de los casos, la lectura entorpece la dedicación absoluta de quien está preparando unas oposiciones. La izquierda, cuando empezaron a sobrarle abogados y catedráticos, utilizó la cultura como escaparate o marca para la venta y el contenido le habría importado poco de no ser porque esa formación no admite la crítica, ni siquiera la indiferencia. Les interesa señalar que un poeta es comunista de la misma manera que en la derecha se valora mucho que un político haya ganado cuatro o cinco oposiciones durísimas. Pero si los poetas no son comunistas hay que arremeter contra ellos, aunque no sean anticomunistas, como hacía Neruda contra los "poetas lunares, rilkeanos, etc.". De acuerdo con este criterio, todos los poetas e intelectuales en general deben ser ortodoxos: de lo contrario, tiro en la nuca, como decía Mandelstam, que aseguraba que ningún país del mundo se preocupa tanto por la poesía como la Unión Soviética: allí matan a los poetas o los envían a los campos de concentración. En cambio, la derecha ignora o desprecia a toda esa gente. Tienen la misma idea de la cultura que Lenin tenía de la libertad: ¿para qué?

El pacifismo como forma de suicidio alcanzó en España formas delirantes. Las gentes bienintencionadas salían a las calles en manifestaciones multitudinarias no contra ETA (lo que, en el mejor de los casos, solo sería ridículo) sino a rogarle a ETA que no siguiera matando. Como si esos terroristas constituyeran un Estado soberano que nos ha invadido. Las gentes levantaban sus manos abiertas pintadas de blanco en señal de paz, pidiendo a los terroristas que los mataran allí mismo si era preciso tal sacrificio para conseguir la paz y culminar la estrategia etarra.

En materia política no hay nada tan peligroso que las posiciones bienintencionadas.

La familia es anterior al Estado y establece lazos mucho más sólidos entre los individuos. Por eso, uno de los grandes objetivos de los totalitarismos ha sido destruirla desde el interior, creando delatores en su seno, o desde el exterior, creando la enseñanza estatal fuertemente ideologizada. Pero la familia, lo mismo que la religión, sobrevivió al nazismo y al marxismo, dándose la pintoresca circunstancia de que la mayoría de los socialistas corruptos se corrompieron por apoyar a su familia: luchan contra la propiedad privada, pero aspiran a que sus hijos sean ricos.

Los países de tercera y cuarta división, al no confiar en ellas, esperan que las soluciones lleguen de afuera: antes se confiaba en el turismo y ahora en la economía china y en el dominio comercial de la lengua inglesa, para ser perfectos cipayos de las multinacionales.

La degradación de la lengua inglesa. Un orgulloso abuelo me cuenta que su nieta está haciendo un "máster" (palabra mágica, como "sésamo, ábrete") en Inglaterra y ya habla perfectamente inglés: —"Entonces, podrá leer a Shakespeare". —"!No estudió inglés para leer versos!", me contestó el vejete, indignado.

Aprenden lenguas para hacer transacciones comerciales, para pedir el desayuno en los aeropuertos y para decir "sí, mister", con una entonación tan perfecta que suene "sí, bwana".

Un contrasentido. En España se desprecia al español y, sin embargo, se apoya en cuanto se puede la "lengua del lugar", que se dejó de hablar hace siglos y que ha sido reinventada a partir de 1975 por filólogos leninistas. Algún oráculo anunció que dentro de años (los oráculos siempre se refieren a un futuro catastrófico, en el que todo desaparecerá para imponer los nuevos totalitarismos) aquí solo se hablarán el inglés y las lenguas marginales y resucitadas, como el catalán, el vasco e incluso el humilde bable. Pero aún no se ha dado el caso de ningún empresario vasco que se haya atrevido a escribir una carta a un cliente japonés en vascuence.

Coleridge se quejaba a comienzos del siglo XIX por lo mucho que se había empobrecido la lengua inglesa en relación con la del siglo XVI. ¿Qué diría de la actualidad, en la que el "inglés de aeropuerto" es incapaz de formular cualquier cuestión abstracta?

A Dostoievski le indignaba y le resultaba grotesca la pedantería de sus compatriotas hablando francés e incluso manteniendo conversaciones en esa lengua que podían hacer de manera más coherente y comprensible en la lengua materna. Pero, cuando menos, hablar francés en Rusia, era una forma de snobismo, mientras que estudiar inglés en España es puro pesimismo: es reconocer que en un país de las características de éste no hay nada que hacer y el único futuro que les queda a los jóvenes espabilados es buscar acomodo en otras partes.

La burguesía en España fue siempre de cuarta categoría y la literatura, a partir de la guerra civil, reiterativa, mimética y mediocre. La única novedad literaria: pasaron del afrancesamiento a lo que llaman enfáticamente "zriller", que es como descender muchos escalones. Debido a ésto, y al poco entusiasmo por el trabajo, caldo de cultivo del socialismo, la democracia si es de izquierdas es bananera y si de derechas, cipaya, y la literatura imperceptible.

El separatismo, reaccionario, excluyente, irracionalista, clerical y racista, coincide con el socialismo en que uno y otro son antiliberales. Los separatistas han adoptado una retórica revolucionaria y pseudomarxista, grata a los progresismos en general, porque entendieron que acompañándose de partidos antiespañoles podrían alcanzar sus objetivos. De momento han cambiado la Historia según su conveniencia. La nueva educación socialista, ¿habrá de modificar también la Geografía como ha modificado la Historia?

La democracia es un sistema en el que sus propagandistas han conseguido que los ciudadanos lo acaten con naturalidad y hasta con entusiasmo, y acaben convencidos por sus demagogos que los están gobernando, desgobernando y abusando del poder por su bien. Tan solo el internet y la informática han conseguido en el siglo XXI un éxito tan completo e indiscutible.

Los que aman a los hombres odian la libertad. Como en los encierros de los sanfermines se producen accidentes, los amigos de los hombres y de los toros proponen que se prohíban.

Algunos grandes redentores de la humanidad perecieron en el patíbulo. Lo malo es cuando los redentores alcanzan sus objetivos y llevan al patíbulo a todos los que no comparten su bondad natural, sean herejes o disidentes.

Los ataques contra la religión del pasado no obedecían a una concepción "científica" del mundo por parte de los atacantes. Era, más bien, una cuestión de competencias y de rivalidad profesional.

Una de las preguntas más ridículas que existen y que no obstante se formula a veces es la de "¿Cree usted en la democracia?". Se puede estar de acuerdo o no con la democracia, pero no es posible dudar de ella, ya que está ahí. Lo de creer o no creer pertenece a otro orden: si el Ángel anunció a María, por ejemplo.

¿Qué clase de liberación podían proporcionar al hombre las sociedades burocráticas, si eran en todo iglesias con sus sacerdotes y monaguillos, con teólogos e inquisidores, con la seriedad del culto y con el sacramento imprescindible de la confesión, aunque recibiera el nombre de aspecto más "científico" de "autocrítica"? Lo único que les faltaba era la belleza de los oficios de Navidad.

La Nueva España · 22 febrero 2016