Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

«El viaje del profesor Altamira a América»

El libro del profesor Santiago Melón es una crónica de un tiempo brillante de la Universidad

Con motivo de la conmemoración académica del viaje del profesor Altamira a América (veinte años no son nada, que dice el tango, y cien años, menos), proponemos la lectura de un librito delicioso, «El viaje a América del profesor Altamira», del profesor Santiago Melón, del que existen tres ediciones: una primera, publicada por la Universidad de Oviedo; su inclusión en el volumen «Estudios sobre la Universidad de Oviedo», en 1998, y en la «Obra completa» del profesor Melón, publicada por KRK. Santiago Melón fue un escritor de muy buena prosa y corta obra, dedicada buena parte de ella (aunque no la totalidad) a la historia reciente de la Universidad de Oviedo: su trabajo «Un capítulo en la Historia de la Universidad de Oviedo» (1963) fue el punto de partida de muchos otros sobre el llamado «Grupo de Oviedo», el momento de mayor esplendor de la universidad ovetense, del que Rafael Altamira fue miembro distinguido y de los más activos. Cuando Altamira obtuvo su cátedra en Oviedo, estaba desalentado por tener que trasladarse a aquella universidad hiperbórea, tan lejana, mas Unamuno le consoló diciéndole: «Es la Universidad en la que usted mejor cae». Unamuno acertaba a veces y otras no tanto, como suele suceder con los individuos que expresan sus opiniones según les llegan, pero en esta ocasión acertó por entero: llegó Altamira a la Universidad de Sela, de Buylla, de Posada, de Aramburu, de Estrada, de Jove, de Álvarez Amandi, de «Clarín», de Ordóñez, y se integró plenamente en ella, dentro del grupo institucionista (al que pertenecían también Sela, Álvarez Buylla y González Posada). Desde entonces Altamira fue una de las referencias de la Universidad ovetense y su representación más internacional.

Santiago Melón relató el viaje de Altamira como si se tratara de una crónica de aquel tiempo, en el que se viajaba con menos agobios. Buen lector de Dickens y Verne (su personaje literario favorito era Mr. Pickwick), tuvo en cuenta a Pickwick y sus compañeros y a los numerosos científicos que pueblan las novelas de Verne para trazar las peripecias del viaje de Altamira. El viaje se realizó dentro de los actos del tercer centenario de la Universidad de Oviedo y a instancias del Sr. Dihigo, representante diplomático de Cuba. Solucionados los problemas de financiación y de a quién se encargaría aquella embajada cultural, el profesor Altamira desembarcó en Argentina el 3 de julio de 1909, visitó Uruguay, Chile, Perú, México, Estados Unidos y Cuba, y el 18 de marzo de 1910 emprendió el viaje de regreso. Fueron ocho meses y medio de gran actividad y movilidad, que Altamira aprovechó al máximo, dando conferencias, pronunciando lecciones y asistiendo a actos académicos y políticos. Por entonces, la huella de España en América estaba más viva que ahora. Los americanos tenían curiosidad y sentían entusiasmo por recibir a quien les llevaba la palabra de España. Su recibimiento en Santander, Oviedo y Alicante fue apoteósico: como si hubiera cruzado el Atlántico en globo y volviera.

La Nueva España · 16 junio 2011