Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

El viento de la batalla

Dudas sobre la conveniencia de impartir docencia en inglés

Declaró Geoffrey Parker hace unos días que si la Gran Armada hubiera conquistado Inglaterra, el español sería la lengua oficial del internet: magro botín de victoria. Pero el viento de Dios sopló sobre las aguas y dispersó las naves que Felipe II no había enviado a luchar contra los elementos. Si se hubieran cumplido aquellos objetivos militares, el español sería la primera lengua de Norteamérica en lugar de ser la segunda, de la misma manera que si Asturias hubiera fructificado como imperio se harían películas sobre los bolos o la patefa de la misma manera que ahora se hacen sobre juegos no menos abstrusos como el béisbol y el rugby. Ahora bien: suponer que el español dominaría en internet es demasiado suponer, porque en primer lugar deberíamos preguntarnos si habría internet. El futurible es la suposición de que unos hechos históricos constatados pudieron ser de otra manera o no ser. ¿Qué habría pasado si no hubiera nacido Homero, si los persas hubieran vencido en Salamina, si Roma no hubiera pasado de ser un sencillo pueblo de agricultores? Nuestro mundo sería distinto o tal vez no sería de ninguna manera. Pero que la lengua dominante de internet sea el español o el inglés es irrelevante. Tanto como lo es el propio internet, que hace treinta años ni se le esperaba, y no por eso estaba estancada la civilización. La técnica podría haber ido por otros caminos y nadie lo echaría en falta. Ahora bien, encaja perfectamente en la mentalidad actual, ya que satisface las dos grandes supersticiones modernas de la rapidez y la acumulación: mucha información y todo muy rápido. Pero que el relamido académico políticamente correcto F. Rico haya afirmado que su descubrimiento es más importante que el del lenguaje no deja de ser una solemne melonada o un vulgar reclamo publicitario oficialista. En lo que al lenguaje se refiere, el internet está reduciendo lenguas ilustres a la condición de plebeyas.

Casi simultáneamente asistimos al extraño espectáculo de echar las campanas al vuelo porque en unas escuelas de Oviedo la enseñanza ya se hace en inglés, con lo que se renuncia a una lengua de cultura por la versión comercial de otra, y de extenderse este logro de la ingeniería social, como parece que se pretende, los españoles no tardarán en verse reducidos a la condición de cipayos, de analfabetos con mentalidad extranjera en su propio país. ¿Es que el inglés va a ser la lengua oficial del mundo por «ordeno y mando» de internet? ¿Es que esos genios que no saben cómo salir de una crisis ya han determinado qué lengua será la dominante en el futuro? Y en el aspecto práctico, ¿todo el profesorado en España está capacitado para enseñar en inglés? Y otra pregunta: ¿la enseñanza del español será también en inglés o se dejará de enseñar, como pretenden los catalanes totalitarios? Supongo que es mucho más sensato conseguir que los escolares aprendan bien, y no como hasta ahora, la lengua española. Pues se supone que la mayoría va a vivir y a trabajar en España, y en España, de momento, la lengua común es la española, y no el inglés, el chino o el bable.

La Nueva España · 27 octubre 2011