Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

Ingeniería social y política municipal

La ideología de cambiar el mundo

El previsible fracaso electoral del partido del gobierno en las pasadas elecciones municipales y el poco atractivo del principal partido de la oposición han puesto algunos de los principales ayuntamientos de España en poder de tendencias políticas que están demostrando que las cuestiones municipales le interesan menos que imponer sus ideologías antisistema. Extrañamente en España, los grupos radicales parecen decididos a librar sus batallas en el terreno municipal• es el caso de los separatistas vascos, cosa explicable, ya que a ellos la política nacional no les interesa, sino la de su pueblo. Por el contrario, a los nuevos gobernantes de Madrid, Barcelona, Oviedo, etcétera, no les interesa ni mucho ni poco su pueblo, sino la ideología: una ideología que mantiene propósitos tan trasnochados como cambiar el mundo y destruir el orden social. Fracasó la revolución de 1917 de una manera criminal y estrepitosa, después de haber tenido a la mitad de la humanidad bajo la esclavitud a lo largo de setenta años y la otra mitad, en vilo. Ahora ya nadie se acuerda de los viejos ideales bolcheviques, sustituidos por las supuestas modernidades del feminismo, la homosexualidad, el ecologismo y el cambio climático. Los nuevos gobernantes de los partidos emergentes (ahora todo es emergente, aunque las tan ponderadas "economías emergentes" hayan dado el inevitable frenazo), desde su área de poder, practican un control ideológico abusivo y sin concesiones, por si fuera poco el control impuesto por el Estado convencional, el Fisco y la electrónica. Este control, absolutamente anticonstitucional, no respeta ideologías ajenas y discrimina por cuestiones de raza, preferencias políticas y religión: sin ir más lejos, un Ayuntamiento "progresista" obligó a un cantante judío a que, antes de actuar, hiciera una declaración en favor del pueblo palestino y criticara el sionismo. Esto sería inconcebible en una democracia liberal, pero en España sólo es inconstitucional el que saca la bandera española con el aguilucho; en cambio, la bandera republicana se puede exhibir siempre y cuantas veces le dé la gana al antiespañol de turno.

En Oviedo, el Ayuntamiento progresista se apresuró a cambiar las normas que rigen las bodas civiles y "ciertos hábitos establecidos durante el anterior mandato". Cosa que Rajoy no se atrevió a hacer con la "memoria histórica" en cuatro años de mandato y con mayoría absoluta. Pero la izquierda no se detiene ante nada, y si el centro-derecha lo admite todo, lo mismo carros que carretas, miel sobre hojuelas para la izquierda La alcaldesa Taboada afirma que "todos somos iguales" y, en consecuencia, todo los concejales del Ayuntamiento ovetense están obligados a celebrar bodas entre homosexuales, de la misma manera que hace años se pretendió que todos los médicos practicaran operaciones abortivas. Evidentemente, no todos somos iguales, y habrá personas que rechacen por motivos de conciencia participar en ciertos actos. Pero supongo que los menguados concejales del PP no se atreverán a protestar, no sea que no los considerar políticamente correctos".

La Nueva España ·4 septiembre 2015