Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


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Ignacio Gracia Noriega

Permisividad y democracia

En defensa de los padres del guardia asesinado Mario Leal

Durante el funeral por una de las incontables víctimas de ETA, como la familia diera muestras de conformidad, mansedumbre y perdón, el ministro de entonces del Interior y Justicia, el socialista Belloch, para destacar la ejemplaridad de aquella actitud, exclamó maravillado: "!Son demócratas!". De lo que debe deducirse que quienes no perdonan a los etarras que asesinaron a sus familiares no son demócratas y, mucho menos, "políticamente correctos". El perdón es de entraña cristiana, pero el cristianismo tiene poco que ver con la "corrección política" que afirma que el Estado debe ser generoso y no vengador. El cristianismo formuló lo de "poner la otra mejilla", pero no recomienda poner la sien al alcance de la pistola terrorista, porque eso sería colaboración con banda armada. Si a alguien le pegan un tiro en la sien, la familia no debe entregar la otra sien para facilitar el tiro de gracia.

Son numerosas las personas que se extrañan de la pasividad de los familiares asesinados por los terroristas. No todos, ni mucho menos, se han agrupado en asociaciones de víctimas más o menos batalladoras, tan mal vistas por el anterior Gobierno y, seguramente, por éste, ya que Rajoy lleva camino de ser "Z" con barba. Nunca se ha dado el caso de que un Gobierno con mayoría actúe a la defensiva y llegue a extremos a los que no llegó el superprogresismo zapateril. No se dieron casos de familiares que tomaran represalia por su mano contra los asesinos, lo que no digo que sería justificable, pero sí comprensible: a lo más que se llegó fue a algunos excesos verbales el día del entierro. Pero, ¿qué más le da a un asesino que lo llamen hijo de tal por cual? Es lo mismo que cuando el Gobierno dice "los violentos" para referirse a los terroristas: estoy seguro de que éstos no duermen esa noche del disgusto.

En la lucha contra el terrorismo (y áun estamos en ella, no lo olvidemos), el último que puede permitirse claudicar es el Gobierno. Por eso, los padres del guardia civil asesinado Mario Leal, al reaccionar contra la excarcelación del etarra Bolinaga, están dando muestras de una firme posición ciudadana que por desgracia no es frecuente. Si el etarra que asesinó a su hijo ha sido condenado por sentencia firme, que cumpla la condena. Sin duda, el "progresista" Belloch considerará que tal acttud no es "democrática", pero la democracia no es arbitrariedad, sino el cumplimiento de la ley. Nuestro problema es que aquí se ha creado una sociedad más permisiva que democrática, de la que es ejemplo la posible excarcelación de Bolinaga. En la sociedad permisiva, todo es graciable: condenan a uno a mil años, pero, como todos somos muy buenos, lo sacan a los tres. La ley, por el contrario, no es buena ni mala: se cumple o no se cumple. Y no cumplirla es arbitrariedad, lo contrario a la democracia. No entro en que un asesino sea enfermo terminal. Supongo que su situación será muy triste, pero no más que la del joven Mario Leal, a quien quitó la vida a los 28 años.

La Nueva España · 22 agosto 2012