Ignacio Gracia Noriega
Por un chupito
Sobre la última polémica en torno al Museo Etnográfico de Grandas y su fundador, Pepe el Ferreiro
Por si fuera poco lo que está cayendo, ahora se suma al choriceo la alcaldada para confirmar aquella vieja afirmación de don Pío Baroja de que, en España, el que manda hace lo que le da la gana. Los últimos tiempos son de gran actualidad gastronómica e indumentaria: no se habla más que de chorizos y de vestimentas: que si los trajes de Camps, las corbatas de Rajoy (el cual no parece sumarse a la última moda de ir con chaqueta y camisa blanca sin corbata salvo cuando se viste de demagogo; en «estepaís» todavía se cree que la corbata es signo clasista, qué le vamos a hacer), sin olvidar las bragas de Pilar Miró, porque aquí hay para todos y para todas y los que tienen libre una mano para tirar la primera piedra tienen ocupada la otra en tirar de la pata del «gochu». Lo más emocionante del caso son esos políticos del PP que se muestran ofendidos y dicen, como Pujalte, que su mamá le reprochaba que se dedicara a la política porque ganaba más con su empleo o Esperanza Aguirre, que afirmó una vez (consulten hemerotecas) que no le daba el sueldo para sostener su media docena de palacios particulares. Todos esos señores parece como si nos estuvieran reprochando que se están dedicando a la política «por nuestro bien» y así se lo pagamos, poniendo en duda su honorabilidad. ¿Por qué poner en duda la tesorería del PP si los tres anteriores tesoreros eran riquísimos, si el tipo que fue a por unos papeles amparado por las sombras de la noche está casado con una señora que gana unos 25.000 euros al mes y, en fin, ¿qué son los 83.000 euros anuales que gana Rajoy como jefe de gobierno si obtiene ingresos más saneados como registrador de la propiedad? Pues nada, a volver al registro de la propiedad, que me parece que lo pisó poco, y que no siga sacrificándose por nosotros. Temo que muchos españoles ya le han dispensado de tanta penuria y sacrificio.
Del «gochu» del que los que no le matan tiran de la pata salen excelentes chorizos y yo doy fe de que cuando Pepe el Ferreiro era director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime ofrecía excelente chorizo (que traía de su casa) en el bar-tienda. Ahora acusan a Pepe el Ferreiro de beber chupitos en el mencionado bar-tienda en compañía de Antonio Arias; por tan grave delito, el Alcalde de Grandas pide el cese de la directora del museo. Calculo que si, además de los chupitos, los interfectos llegan a fumar un par de farias a la pobre directora la meten en la cárcel. Este tipo de represalias son de una mezquindad que asusta y abruma, como escandaliza e indigna la corrupción generalizada de los políticos con mando en plaza. ¿En qué país estamos? ¿Es que el Alcalde de Grandas de Salime no tiene otra cosa en qué ocuparse que vigilar a Pepe el Ferreiro y averiguar con quién toma chupitos? No sé si ahora, con la «corrección política», estará mal visto tomar chupitos; pero si se pretende que un museo sea algo más que un cementerio, por lo menos que su bar-tienda sea un lugar vivo, donde se bebe y charla.
La Nueva España · 7 febrero2013