Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


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Ignacio Gracia Noriega

El exceso de justicia es injusticia

Sobre el caso del empresario encarcelado por los vertidos de purines en Llanes

Ha estado dos meses encerrado en Villabona el empresario (y amigo mío) Roberto Inés, como si fuera un delincuente común. Su delito es de orden ecológico, y delito por lo demás considerable. No pongo en duda las acusaciones de AVALL, sociedad en la que tengo muy buenos amigos y cuyos planteamientos comparto, además de ser mi mujer socia de la misma (yo he decidido hace muchísimos años no ser socio ni miembro de nada), y es meritorio que hayan conseguido impedir el vertido de purines en una localidad de Asturias fuertemente castigada por esa contaminación. Pero me pregunto: ¿es el delito de Roberto Inés tan grave que exige su encarcelamiento y es Roberto Inés el único responsable del continuado vertido de esos purines? Porque otras instituciones y personas, por encima de Roberto Inés, tenían la responsabilidad de impedir que el delito cobrara mayores proporciones. Cuando al ex alcalde de Llanes, y actual alcalde vigilante desde la lejanía, le convenían las buenas relaciones con la familia Inés Granda, ésta disfrutó de carta blanca para lo que quisiera mandar o hacer. Y durante más de veinte años el Ayuntamiento de Llanes miró para otro lado, evitando fijar la vista en los purines de Villanueva de Pría. ¿Dónde estaban las autoridades sanitarias, veterinarias, higienistas, etcétera, incluso la Confederación Hidrográfica, que no impidieron los desmanes de Roberto Inés prohibiendo las actividades a causa de las cuales el empresario estuvo encarcelado?

Si a un empresario se le permite hacer lo que le da la gana, el empresario lo hace. No es, por tanto, el único responsable del desaguisado. Lo sorprendente es que con la cantidad de controles que hay en la actualidad sobre los ciudadanos, las empresas, etcétera, alguien haya podido actuar con la más absoluta impunidad si no es porque los encargados de vigilar los posibles delitos ecológicos en este caso hicieron la «vista gorda» y, luego, «si te he visto, no me acuerdo».

En Llanes se han cometido desafueros urbanísticos y similares de escándalo, empezando por ese maligno «plan especial» que es la cuarta o quinta vez que rechaza el Tribunal Supremo. Pero nadie ha ido a la cárcel por delitos relacionados con la especulación inmobiliaria o por beneficiarse de la benevolencia municipal. Es, por tanto, injusto que Roberto Inés pague por todos, y más tratándose de uno de los poquísimos llaniscos, que se cuentan con los dedos de una mano, capaz de crear riqueza, de trabajar en serio y de mantener en funcionamiento empresas prósperas. Los Inés constituyeron una empresa ejemplar durante mucho tiempo. Si dejaron de serlo es porque dejaron de cumplir la ley... o porque nadie los obligó a cumplirla.

La Nueva España · 4 septiembre 2013