Ignacio Gracia Noriega
Masip, rechazado
La situación del exalcalde de Oviedo y exeurodiputado
Por decisión de su partido, Masip no será candidato a la Alcaldía de Oviedo. Se trata de un error, pero, como dijo Napoleón en Austerlitz, no hay que andar señalando a los otros sus errores. Ignoro los motivos del rechazo de la candidatura de Masip, aunque los imagino. Todavía el otro día, Vigil señalaba en estas páginas, en su necrológica de Miguel Boyer (a quien le decía Fabián Estapé: "Desengáñate, Miguelito, Charles Boyer es el único Boyer al que reconocen los de mi generación"), los problemas del antiguo ministro de Hacienda de Felipe González para integrarse y ser aceptado por ese partido. Tal vez, como Masip, eligieron militar en el partido equivocado, que nunca llegó a perdonarles que pertenecieran a la burguesía y fueran personas cultas y bien educadas. Marcos, en el prólogo a un libro de Masip, señalaba su buena educación como algo extraordinario en esta época de mugror y de igualdad plebeya. Si Masip se comporta como una persona bien educada es porque lo lleva en la sangre y no puede ser de otro modo. También su afectuosidad es natural y no demagógica, como suponen los que al hablar de él sólo recuerdan sus frecuentes y un poco espectaculares abrazos. Yo no tengo nada en contra de esos abrazos, salvo que un día, en pleno rapto efusivo, me rompió un par de cigarros puros que llevaba en un bolsillo de la chaqueta.
Algunos malpensados suponían que cuando Masip dejó de figurar en las listas de eurodiputados volvería a presentarse a la Alcaldía de Oviedo. Es un hombre tan inquieto que, aunque un poco inmovilizado por la enfermedad, no puede vivir apartado de la acción ni alejado del ojo del huracán. Ahora se proponía repetir como alcalde de Oviedo. Debemos recordar que fue un alcalde sensato y que, como buen nieto de banquero, miró por la peseta, lo que le ocasionó una bronca del líder Villa, que entendía, como todos los suyos, que el dinero público no es de nadie. Pero su actual rechazo puede que no obedezca a razones clasistas, sino a otras más graves. No se rechaza al burgués, sino al hombre maduro. Ahora para triunfar en la política hay que ser joven guapo o mujer. Todo lo demás es considerado con desconfianza. Y así tenemos al secretario general de su partido, un guaperas que lleva camino de mejorar a Zapatero. Y yo me pregunto por qué un hombre de más de 60 años, con una gran experiencia política, no vale y otro de 30 años sin experiencia es totalmente válido. Esto es una demagogia peligrosa, porque en el PSOE hay personas muy valiosas para ocupar cargos de responsabilidad y que han sido aparcados por la edad o porque son gordos. Y supongo que parecido sucederá en el otro partido, en el que ahora gobierna. El mundo es de los, jóvenes por imposición de la "corrección política". Aunque los grandes políticos del siglo XX (Churchill, Adenauer, De Gaulle, De Gasperi) seguían en activo a los 80 años. Era otra época, y ahora a Masip le queda presidir la Cruz Roja.
La Nueva España · 7 octubre 2014