Ignacio Gracia Noriega
José Manuel Gómez: homenaje a un editor
La Embajada de México honra a un asturiano universal por su labor cultural y empresarial
El Gobierno mexicano ha concedido al editor asturiano y presidente del grupo Anaya, José Manuel Gómez, de Valles, aldea al lado de Infiesto, la Orden del Águila Azteca por su amplia, larga e importantísima labor de difusión cultural y de la lengua española José Manuel Gómez, hombre discreto, más bien tímido, muy culto y muy bien educado es, en un mundo que aspira al cosmopolitismo, un cosmopolita auténtico y de buena ley por la excelente razón de que no hace alarde de ello. Si conoce todo el mundo obedece a razones de trabajo. De hecho, su grupo editorial es de los más extendidos de la lengua española.
Pero José Manuel Gómez, con un pie en América y otro en España, casado con Marion, una inglesa encantadora con varias casas en diferentes países, siempre que sus asuntos se lo permiten regresa a su casa de Pintueles, tal vez recordando cuando con nueve años de edad sallo de su Valles con un equipaje muy reducido y dos libros que tenían una gran importancia sentimental para él: el de su Primera Comunión y El Quijote. En Brasil llegó a ser uno de los asesores del presidente Janio Quadms, un personaje pintoresco, parecido a Groucho Marx y "bon vivant" en ejercicio, incluso en los momentos más tormentosos de su mandato, en unos momento difíciles para América y para la Organización de Estados Americanos debido al triunfo y ascensión del castrismo. Las labores de José Manuel Gómez fueron, en aquel ambiente político, las de un técnico. Por el contrario, en el mundo editorial actuó como alguien con sensibilidad acusada, a quien le gustan los libros.
El mundo editorial sufrió una innovación perniciosa: se pasó de editores interesados por la literatura a los jóvenes tecnócratas solo preocupados por el marketing. Naturalmente, Gómez pertenece al primer grupo. En los años en que las novedades venían de Francia, o traducidas, de México, Argentina y Venezuela (¡quién lo diría!), la editorial Losada tuvo una extraordinaria influencia en nuestro país, permitiendo que se leyeran en correctas traducciones libros que solo se conocían de oídas, y también obras muy destacadas de las literaturas americanas, como "La Vorágine", de José Eustasio Rivera y los cuentos de Horacio Quiroga, autores que quedaron bastante al margen, de la manera más injusta, del "boom" hispanoamericano de los años 60, que fue más un fenómeno comercial que literario.
En España, una editorial como Cátedra puso al alcance del público común, en ediciones muy cuidadas y a precios asequibles, a los grandes clásicos universales y de las letras españolas. No mencionaremos otras editoriales pertenecientes al Grupo Anaya por no alargar el artículo. Lo que importa en este momento es que la infatigable labor cultural y empresarial de José Manuel Gómez ha sido reconocida en su tierra (la ceremonia tuvo lugar en la embajada de México en Madrid), aunque no por el gobierno español (en este caso). No estaría de más que Asturias, tan predispuesta a premios, se acordara de este asturiano universal.
La Nueva España · 12 febrero 2016