Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

Si Cataluña fuera independiente

Los catalanes siempre prosperaron y se reafirmaron en el marco español

Después del tedioso y desperdiciado debate sobre «el estado de la nación», parece como si los únicos problemas de España fueran Z. y Cataluña. Z. es, en efecto, un problema nacional, pero Cataluña sólo lo es de los catalanes y de Z. Si de mí dependiera, yo le daría la independencia completa a Cataluña mañana mismo, hoy mismo, por no esperar a mañana. Tienen el mayor autogobierno de comarca alguna en Europa, pero ¿quieren más? Pues adelante con los faroles: a la ONU y a la gloria, que es lo único que les falta. Lo malo es que no todos los catalanes aspiran a la independencia, y a juzgar por los que votaron el estatuto, los que participan en el juego separatista no se aproximan, ni con mucho, a la mayoría; ni si quiera a la mitad. Y aunque los aliados socialistas del programa «59 segundos» consideren que la prohibición (escandalosa prohibición totalitaria, por cierto) de rotular los negocios solo en español en Barcelona es «pura anécdota», lo cierto es que se infringe un derecho elemental. Si hoy una adolescente tiene derecho a abortar cuando le apetezca, ¿por qué no lo tiene un comerciante a rotular su negocio en español? Y lo más lamentable es que en inglés sí podría. El acoso actual de la lengua española no lo padeció la catalana durante el franquismo. No estaría subvencionada hasta las cejas, pero Foix o Carles Riba siguieron escribiendo en catalán sin que los metieran en la cárcel, digo yo. Otro caso es que quien quisiera tener cierta resonancia fuera de su pueblo lo hiciera en español.

Yo comprendo a los separatistas, y el motivo de sus presiones. Con un Gobierno claudicante, desnortado y antiespañol, es natural que se planteen: o ahora o nunca. Pero que no falseen la historia. ¿Que su historia es muy antigua? No más que la de Asturias, y siempre en el marco de España. En ese marco los catalanes prosperaron y se reafirmaron: a diferencia de los catalanes franceses, que desaparecieron como catalanes. Si en Cataluña se dejó de hablar catalán en el siglo XVI fue porque entonces la lengua de cultura y de cambio era el español: mucho más que hoy el inglés. Si se hubieran independizado en el siglo XVI, su economía tal vez no sería más boyante que la de Portugal, pero su historia hubiera sido mucho más terrible. Situada entre dos potencias como España y Francia, su destino habría sido semejante al de Polonia, o se hubiera convertido en lo que Engels llama un despojo de pueblo, un «pueblo sin historia»: esto, si hubieran sobrevivido los catalanes. Su historia es la de España (a la que los catalanes contribuyeron de manera importantísima) y su lengua, pese a los afanes de Pompeyo Fabra, está repleta de españolismos. De procedencia española o francesa es todo el léxico que perdieron (por omisión propia, no se olvide) entre los siglos XVI y XIX. Por otra parte, una lengua no justifica una nación, idea romántica de Fichte. Si Pla es el escritor universal más universal se debe a que escribió en español. En cambio, ¿quién lee ese inmenso poema que es «La Atlántida», de Verdaguer? Temo que ni los catalanes.

La Nueva España · 22 julio 2010