Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

Alvargonzález o el espíritu del capitalismo

El grupo marítimo-portuario de Gijón pasará a gestionar siete puertos en Colombia.

No todos los días la prensa publica desastres económicos o triunfos deportivos; también se producen otros éxitos que aunque no sean de primera plana (aunque merecerían serlo) son mucho más importantes que ganar un partido de tenis y una carrera de coches, sobre todo en esta época de desánimo generalizado. El grupo marítimo-portuario Alvargonzález, de Gijón, pasará a gestionar siete puertos en Colombia a la vez que opera también en EEUU, lo que demuestra que el alcance de la famosa "crisis" es limitado cuando las empresas son verdaderas empresas. Como decía mi santo patrón Ignacio de Loyola, en tiempos de convulsión no hacer mudanza, y el verdadero empresario, en tiempos de convulsión o de sosiego, de vacas flacas y de vacas gordas, debe hacer aquello para lo que está capacitado y es su profesión, trabaje con la leche, los autobuses o la gestión de puertos. "La obligación del empresario es ganar dinero", suele decir Pepe Cosmen, y Francisco Rodríguez: "La pobreza no es rentable". Por eso, sin duda, Alsa y Reny Picot son empresas de asturianos internacionales, porque han entendido que el capitalismo es trabajo, gestión y expansión, y eso es rentable en cualquier parte del mundo, salvo las que dependen del socialismo liberador. Lenin no se fiaba de los médicos marxistas porque entendía que si se ocupaban, como requería su militancia, de la interpretación de la Historia, desatenderían la medicina. De la misma manera son poco fiables los empresarios de coquetería socialdemócrata que hablan de crear puestos de trabajo. Los crearán si crean empresas sólidas, porque ni las empresas, ni la literatura, como decía Gide, se hacen con buenas intenciones. La obligación del empresario no es crear puestos de trabajo, sino ganar dinero: así creará puestos de trabajo, porque "la pobreza no es rentable". Y mientras buena parte de los empresarios asturianos deploran que no haya subvenciones y lloran por la falta de obra pública, Alsa, Reny Picot y el Grupo Alvargonzález se extienden. De lo que se trata es de abrir mercados, no de vivir del Estado. Asturias está muy mal educada en el aspecto económico y político. Casi ochenta años de autocracia y socialismo nos condujeron a dar con la cabeza en el pesebre: y ya se acabó el pesebre.

Tal vez escribir capitalismo suene duro o políticamente incorrecto. Pero es lo que hay. Si el Grupo Alvargonzález se extiende es porque de ese modo actúa el capitalismo. Las empresas subsidiarias se conforman con menos. Pero es imprescindible la iniciativa. No hay que esperar nada del maná del Estado salvo que éste facilite las cosas para que las empresas puedan trabajar y desarrollarse. Así opinaba Jovellanos, liberal de Gijón. El problema de España es que produjimos un liberalismo malo, aunque hayamos creado la palabra. Y el liberalismo es todo lo contrario del intervencionismo. Pero aquí, la derecha pusilánime esté convencida de que la democracia es patrimonio de los socialistas, y éstos creen aún que España es una invención de Franco.

La Nueva España · 26 de julio de 2012