Ignacio Gracia Noriega
Dos visiones de Castilla
Azorín y Machado fueron autores de dos libros centrale de la literatura española
En 1912, hace cien años, se publican dos libros centrales de la literatura española del siglo XX cuyo asunto es Castilla: "Campos de Castilla", de Antonio Machado, y "Castilla", de Azorín. Dos libros muy distintos de dos autores asimismo diferentes, que tenían en común algo que hoy se ha perdido: un sentimiento afectuoso y crítico hacia la tierra que los vio nacer y el reconocimiento de la parte de esa tierra, Castilla, que daba sentido y unidad al resto.No se crea que entonces como ahora ser mal español era condición para ser progresista, pues el progresista Machado y Azorín, que empezaba a ser conservador, se sentían ante todo españoles, y Machado, espejo de demócratas, afirmaba que aquellos que se sentian catalanes, gallegos o vascuences antes que españoles en realidad eran españoles incompletos: algo que hoy no afirmaría un socialista ni se atrevería a insinuar un secuaz del PP.
Son "Castilla" y "Campos de Castilla" de prosa el primero, en verso el segundo. En "Castilla" encontramos algunas de las mejores páginas de Azorín y en "Campos de Castilla" está todo Antonio Machado o, cuando menos, el que merece la pena recordar: el paisajista, el elegíaco, el épico y, sobre todo, el pesimista ante una España en franca decadencia y unos españoles cainitas y desconcertantes. En sus versos se encuentran el hombre taimado, las encinas negras, los grandes horizontes asfixiantes, "el numen de estos campos es sanguinario y fiero". También los ríos; desde Jorge Manrique no hubo otra poesía fluvial como ésta, aunque la del poeta del siglo XV es sapiencial y la de Machado épica: "EL Duero cruza el corazón del Roble / de Iberia y de Castilla". Entre los ríos y las montañas, "el hombre de estos campos que incendia los pinares". El poeta contrasta el pasado, cuando Mío Cid volvía de sus campañas a ofrecer a Alfonso los huertos de Valencia, con el sombrío presente: "Castilla miserable, ayer dominadora". A pesar de ello, siempre van los ríos hacia el mar: "como tus largos ríos, Castilla hacia la mar"; "por los rápidos ríos hacia los anchos mares"; "¿Acaso como tú, por siempre Duero, / irá corriendo hacia la mar Castilla?". Castilla, España, es la preocupación de Machado y Azorín. Algo que hoy parecerá anacrónico. Aquellos españoles de antaño se preocupaban por España, no por su pensión.
Antonio Machado fue uno de los poetas más citados durante la transición. No por su poesía, sino por su actitud durante la Guerra Civil. Hoy nadie se acuerda de él: aquello ya pasó, ¿para qué se necesita ahora a los poetas? Y de Azorín nada digamos. Era un escritor muy de derechas, así que al olvido con él. Cuando menos Azorín tiene su público, minoritario pero suyo, mientras que Machado lo tuvo dogmático e interesado, cuando le ponían a formar trío con García Lorca el fusilado y Miguel Hernández el encarcelado. Él era el desterrado. Nunca se atrevió a suponer que las dos Españas le helarían el corazón.
La Nueva España · 17 agosto de 2012