Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

¡Ay, estos hijos!

La descendencia de los «padres de la patria» se vuelve anglosajona

El dirigente del PP Basagoiti renuncia a la política para establecerse en el extranjero con el propósito de abrirles un buen porvenir a sus hijos (imaginamos que no se habrá marchado con maleta de cartón o madera, como hacían sus compatriotas hace medio siglo). Un hijo de Aznar trabaja en un banco de Londres (suponemos que no de contable o portero). El hijo de González, asimismo, desarrolla una carrera internacional. Sin ir más lejos, el hoy celebérrimo Urdangarín tenía hasta hace poco un puestazo en Nueva York. ¡Y luego la moralina hipócrita y «políticamente correcta» arremete contra Miguel Ángel Rodríguez alegando que los hombres públicos deberían dar ejemplo! De lo que se deduce que conducir borracho es algo terrible, así como enviar a los hijos a estudiar y a trabajar en el extranjero, porque tendrán «mejor porvenir». Esto lo hacen personajes públicos de mucha mayor significación pública que Miguel Ángel Rodríguez: ex jefes de Gobierno, políticos de «centro-derecha» y socialistas, y hasta el mismísimo yerno del Rey (a quien, habiéndosele acabado el «chollo» neoyorquino planeó una escapada hacia el «jardín de Alá», que, de momento, le ha salido por la culata. Si resulta que todos estos vástagos afortunados no tienen porvenir en España, a los demás, ¿qué les queda? Seguramente, al que se marche el último, apagar la luz. O que quede encendida. Total, da lo mismo.

En el romántico siglo XIX los políticos marchaban al extranjero por motivos políticos. Las emigraciones políticas crearon mentalidades cipayas entre los políticos españoles, fascinados por los sistemas de Francia e Inglaterra. Por fortuna, los que en el siglo XX sirvieron a los intereses de la URSS también encontraban preferibles, si no los sistemas del vil capitalismo, sí su modo de vida, y no enviaban a sus hijos a la Universidad de Patricio Lumumba, sino a hacer un «máster» a Harward. La ideología, primero solapada y después vigente, de la transición fue el cínico consejo de Guizot: «Enriqueceos». Así empezó el gran saqueo. Después se mira por el futuro de los hijos, ya que el campo de aquí está completamente esquilmado y no va a dar para todos en muchos años. Los vástagos de nuestros prohombres se harán ingleses, norteamericanos o chinos, y si los que hace medio siglo salían a Inglaterra o Francia de lavaplatos para aprender la lengua mirando a los demás españoles que se quedaron aquí trabajando por encima del hombro, no digo cómo los mirarán estos proyectos de multimillonarios cosmopolitas. Los hijos de los «padres de la patria» estarán anglosajonizados hasta el tuétano, no tendrán patria y despreciarán al país donde nacieron como se desprecia a una colonia de cuarta fila.

La Nueva España · 25 julio 2013