Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

Con Cervantes

Uno de los mayores novelistas de la Humanidad y no sólo por "El Ouijote"

Este año que empieza abre un largo período cervantino: en 2015 se cumple el aniversario de la publicación de la segunda parte del Quijote, en 2016 el de la muerte de Cervantes. No tallará la polémica. Cervantes, por lo general, fue mejor acogido fuera de España que en su patria, donde su influencia fue mediocre; en cambio, en Inglaterra se convierte en uno de los fundamentos de la novela moderna (no el único). Aquí y ahora no falta quien le considere uno de los primeros avanzados de la "leyenda negra", describiendo un inundo de vagos, maleantes y aristócratas ociosos. Pero, ¿es que había otra cosa en la España de su tiempo o es que la "novela picaresca'' surge por generación espontánea sin ninguna base real? Los Bárzana, los Rato, la Roldana, Riopedre, etcétera., proceden de ese ámbito: los dos últimos del patio de Monipodio, los primeros de Estebanillo González, que era un cosmopolita y uno de los primeros europeístas españoles. El marqués de Tamarón entiende que Cervantes es el enemigo de toda actitud noble. ¿No hay páginas y actitudes nobles en la segunda parte del Quijote, en "La española inglesa", en "El amante liberal"? Por su parte, Casariego reprochaba que Cervantes tuviera calle en Oviedo, tratando como trataba a los asturianos, refiriéndose a Maritornes y a “daca la cola, asturiano”, pero olvidando a doña Catalina de Oviedo, un personaje formidable.

Se tenga a Cervantes en la opinión que se quiera, no se le podrá negar que es el más universal de los escritores españoles, aunque es cierto que hay una atención desmesurada hacia el Quijote como representación de quién sabe cuántas cosas y olvido, desdén o ignorancia del resto de su obra. Sobre las figuras de don Quijote y Sancho se cebaron ensayistas campanudos, algunos para decir tonterías como Américo Castro. Otros como Unamuno para quedarse solo con el Quijote y arremetiendo contra Cervantes. Para Unamuno, el resto de su obra no valía nada, y Cervantes tampoco. Y determinados ensayistas dieron por interpretar todas las cosas interpretando a don Quijote y Sancho, cuando es mucho más fácil admitir que se trata de dos personajes de ficción, como lo es reconocer que Shakespeare es el autor de las obras de Shakespeare. Si de algo van a servir estas efemérides que durarán dos años serán para evidenciar que Cervantes es también el autor de "Los trabajos de Persiles y Segismunda", de "Numancia, de las "Novelas ejemplares": incluso que fue mejor poeta que lo que él suponía. De lo contrario, estos aniversarios que se supone que han de celebrarse, serán tiempo perdido. También cabe la posibilidad de que nadie se acuerde de Cervantes, como no se acordaron de don Marcelino Menéndez Pelayo, y, en ese caso, tal vez sea mejor. Se ahorrará, al menos, mucha prosa inútil. Yo hoy me limito a recordar, con título azoriniano, a uno de los mayores novelistas de la humanidad, no solo por autor del Quijote. Quien lea las "Novelas ejemplares" o "Los trabajos de Persiles y Segismunda" encontrará la sorpresa de que Cervantes no es el autor de un solo libro.

La Nueva España ·9 enero 2015