Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Mirador de sombras

Ignacio Gracia Noriega

Semana de tensión

Los días en los que se demostró que el fútbol interesa más que la política y que la integridad del mercado común

La semana pasada fue de una tensión difícilmente soportable para especies de la zoología humana. Digamos que se especuló con todo, que se hicieron multitud de encuestas, que los figurones de la política, en España y seguramente también en Inglaterra, no dejaron de hablar por el gusto de no estar callados. No sé en Inglaterra, pero al menos aquí los líderes no callaron, según su gusto, tendencia, luces y la creencia en lo mucho que les depara el porvenir. Así, Rivera volvió a invocar la corrupción, Pedro Sánchez el progreso, Pablo Iglesias un día decía una cosa y al día siguiente lo contraria (en realidad, lo único cierto de su discurso es que Lenin también se proclamaba socialdemócrata) y Rajoy prefería el silencio por aquello tan gallego de que en boca cerrada no entran moscas. No fue la pasada campaña electoral una gigantesca ceremonia de la confusión, aunque algo tuvo de ella, sino una ceremonia de la nulidad. Los políticos no decían nada pues no tenían ganas de decir, porque nada se les ocurría, porque se limitaban a repetir los consabidos topicazos: libertad, progreso, corrupción, sí... ¿Qué significa sí en un contexto electoral? Puede exactamente significar algo afirmativo o su contrario. Por ejemplo, el cacareado Sí puede entenderse como "sí al progreso o sí a la corrupción". Rivera, que por buscarse un huequecito, decía una cosa y hacía la otra. Para querer ser el líder de un partido de centro derecha, se le vio de monaguillo en muy malas compañías. Y esa obsesión por no hablar con Rajoy, comportándose como chiquillos, porque él es la personificación de la anticorrupción (o al menos, eso intenta hacer creer).

¿Cómo un político que aspira a gobernar puede negarse a mantener relaciones con el dirigente del partido más votado? Esto parece una riña de niños sin sentido común. Por otra parte, ¿en qué basa su programa? En la corrupción. La corrupción, lamento tener que recordárselo, es una lacra, pero en ningún caso un programa. En cuanto a Sánchez con un ramito de flores en la mano, parecía una virgen policromada en una ermita idílica, rodeado de flores y verdor.

Mas a tanta tensión pronto le salió un poderoso tubo de escape: el fútbol que a los españoles parece preocuparles más que las reiteraciones de la campaña electoral. Durante dos días el partido entre España y Croacia supuso un extraordinario aliviadero. Perdimos el partido, es cierto, pero durante estos dos días los españoles dejaron de preocuparse de la campaña electoral y de lo que decidían los ingleses, demostrando que aquí y tal vez en todo el mundo civiliza-do el fútbol interesa más que la política y que la integridad del mercado común. Por desgracia, la selección española (me ofende que la llamen la "Roja") perdió el partido, pero durante dos días los españoles dejaron de ocuparse de aquello sobre lo que los medios de comunicación vienen machacando desde diciembre.

La Nueva España · 28 junio 2016