Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Bajo las nieblas de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

Llanes contra Ribadesella

Es lamentable esa enemistad entre Llanes y Ribadesella que, con mala fe, se está creando últimamente. ¿Hubo alguna vez rivalidad entre Ribadesella y Llanes? Yo creo que hubo la que puede haber todavía hoy entre Oviedo y Gijón: algo que no llega a rivalidad declarada y que puede denominarse «piquilla», por poner las cosas en su sitio. Sin duda, la «piquilla» obedece a la exageración del localismo, y también a un legítimo deseo de emulación y superación. Los de Ribadesella hacen bromas a costa de las treinta playas de Llanes o del casino de la villa de Posada Herrera, y los de Llanes se refugian en su ensimismamiento, dando a entender que sólo miran hacia Méjico y hacia Madrid. Cosas, en fin, de poca importancia. Porque lo cierto es que entre Ribadesella y Llanes existe muy buena relación. Las gentes de ambos concejos vecinos se casan entre ellas, hay llaniscos con negocios en Ribadesella y riosellanos con negocios en Llanes, y miembros de la misma familia viven a un lado y al otro del río Aguamia. Nunca lo riosellano resultó ajeno para los llaniscos, ni lo llanisco para los riosellanos. Los llaniscos de Nueva y de la parroquia de Pría suelen ir más a Ribadesella que a Llanes, y dos poetas llaniscos, Pepín de Pría y Ángel Pola, cantaron efusivamente a Ribadesella y al río Sella. Da la sensación de que Pepín de Pría se sentía más a gusto en Ribadesella que en Llanes, y cuando menos, a Ribadesella dedicó un poema muy hermoso. Riosellano y llanisco eran, respectivamente, los dos diputados que encabezaron lo que luego serían las «dos Españas» en las Cortes de Cádiz: Argüelles la liberal y progresista, Inguanzo la conservadora y retrógrada. Pero esta diferencia no tiene que ver, felizmente, con el actual enfrentamiento. En cualquier caso, me da la sensación de que Ribadesella es más progresista que Llanes, aunque la mayoría de los llaniscos voten al socialismo y los riosellanos, no tanto. Como escribió Ferrer Regales en su notable trabajo sobre las villas costeras de la comarca oriental de Asturias: «A diferencia de Llanes, Ribadesella ha sido penetrada más fuertemente por los rasgos modernos y aparece más independiente de su pasado y lanzada con más fuerza hacia el futuro». Y esta situación se mantiene ahora, treinta o cuarenta años después de haber sido escritas las líneas transcritas. La economía riosellana es más diversificada, y por lo tanto con mayores y mejores posibilidades, que el monocultivo llanisco, que años atrás sólo miraba hacia Méjico y ahora sólo hacia el turismo. Lo que no es inconveniente para que cada concejo tenga sus propias peculiaridades que no se pueden negar. Como afirma un conocido riosellano «comparar Llanes con Ribadesella es como hacerlo entre Cassius Clay y Lugrá: son dos pesos diferentes, pero cada uno muy bueno en lo suyo». Naturalmente, Llanes es de más peso porque es mayor; pero Ribadesella no deja de ser Ribadesella porque tenga menos territorio, menos pasado histórico y monumental que Llanes y... menos playas.

Yo no creo en la tradicional enemistad entre los concejos de Llanes y Ribadesella. Y lo que se puede hacer es trasladar la «piquilla» a términos políticos y en defensa de intereses poco claros. Porque, vamos a ver, ¿qué pito tiene que tocar el alcalde de Llanes en un asunto referido a las cuevas de Tito Bustillo, que, en mi opinión, se encuentran en territorio de Ribadesella? ¿Es que todavía no se enteró de que ya no es presidente del Principado porque perdió las elecciones (único socialista que perdió ese cargo en Asturias, por cierto) y porque su partido no quiso presentarle seguidamente, no ya de candidato, sino ni siquiera de portavoz?

No es problema mío, y calculo que tampoco lo es de los ciudadanos de Ribadesella, quienes, muy legítimamente, entienden que ningún forastero debe meterse en asunto que les concierne a ellos, como son las cuevas de Tito Bustillo. ¿Para qué se le ha dado entonces tanta autonomía a los ayuntamientos, para que venga el Alcalde de al lado a decir qué hay que hacer? Yo no soy de Trevín, ni ayer, ni hoy, ni nunca; pero soy de Llanes. Por eso, como llanisco, y por llanisco, asturiano por encima de todo, no me queda más remedio que defender Ribadesella. Enemistando concejos no se construye Asturias. No señor.

La Nueva España · 13 de diciembre de 2001