Ignacio Gracia Noriega
Alarcos y Clarín
Un crítico tan atento a su entorno cultural como Emilio Alarcos no podía mostrarse indiferente a la atrayente figura literaria de Leopoldo Alas «Clarín». Alarcos regresa a Oviedo (digo regresa porque anteriormente había pasado largas temporadas en la «levítica ciudad», ya entonces no tan «levítica») en 1950, como catedrático de Gramática Histórica de la Universidad. Cuarenta y nueve años antes había muerto Clarín, catedrático de esa misma Universidad, y un año antes, en 1900, Emilio Alarcos Millán, natural de Campo de Criptana y sastre de profesión, se establecía en Oviedo, empleado en la tienda de modas Masaveu. Durante un año el abuelo de Alarcos y Clarín fueron vecinos de la misma ciudad; no sé si alcanzarían a conocerse, pero es seguro que alguna vez se habrán cruzado en cualquiera de las calles ovetenses, que entonces no eran tantas como las de ahora.
Clarín, hacia 1950, era un escritor más nombrado que leído, autor de una novela en la que Oviedo se llamaba Vetusta, y sobre la que había caído el sambenito de anticlerical; aunque, como decía don Pedro Caravia, los canónigos de aquellos años hacían buenos a los de «La Regenta». Según esta novela, se cerraba la losa del olvido y Clarín figuraba en el limbo de los escritores olvidados. Los escasos intentos de recuperación de Clarín proceden en buena parte de la Universidad de Oviedo. En 1921, Pedro Sainz Rodríguez, recién llegado a Oviedo como catedrático de Literatura, lee la lección de apertura de curso sobre la obra de Clarín: se trata del primer trabajo de conjunto dedicado a la obra clariniana. Habrán de pasar treinta y un años hasta que se produzca otro importante intento reivindicativo de Clarín, procedente también de la Universidad. Se trata del número monográfico de la revista «Archivum», de la Facultad de Letras, publicado en 1952, con motivo del centenario del nacimiento de Clarín. En este número -importantísimo, fundamental en la reivindicación clariniana- colaboran Ramón Pérez de Ayala, Joaquín Entrambasaguas, Melchor Fernández Almagro, Narciso Alonso Cortés, Francisco García Pavón, Mariano Baquero Goyanes, Santiago Melón y Ruiz de Gordejuela, José M.ª Martínez Cachero, Manuel García Blanco, Ricardo Gullón, Guillermo de Torre y Emilio Alarcos. Alarcos contribuye con sus famosas e importantes «Notas a la Regenta», una de las primeras y más lúcidas lecturas críticas de la novela, y también uno de los primeros y más perdurables acercamientos críticos a «Clarín», ya que la obra de éste, con mucha frecuencia, fue abordada desde puntos de vista políticos, sociológicos y hasta costumbristas, antes que literarios. «Notas a La Regenta y otros textos clarinianos» (Ediciones Nobel, Oviedo, 2001) es el adecuado título del magnífico volumen (con fotografía en la portada de la estatua de La Regenta, ante la plaza de la Catedral) que reúne los textos que Alarcos dedicó a la obra de «Clarín». También se añade la reimpresión facsimilar del mencionado número monográfico de la revista «Archivum», el cual, aunque reeditado en 1985, no está, ni mucho menos, al alcance de todos los lectores interesados por haberse reducido aquella edición a quinientos ejemplares. En el prólogo a aquella reedición del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, José Mª Martínez Cachero explica que «Emilio Alarcos Llorach, catedrático recientemente incorporado a la Facultad de Filosofía y Letras, y quien esto escribe, profesor de la misma, decidimos un poco mucho contra viento y marea que «Archivum», la revista de la que entonces éramos secretarios, dedicase a Clarín -su persona y obra- digna atención y para conseguirlo convocamos como colaboradores de la empresa a una serie de especialistas que no en todos los casos pudieron atender a nuestra llamada».
Con este libro inicia sus actividades la Cátedra Alarcos, creada por el Ayuntamiento de Oviedo y acogida por la Universidad ovetense, y, como escribe Josefina Martínez a su frente, «facilita a los estudiosos de Clarín el reencuentro con la voz autorizada de Emilio Alarcos». Incluye el libro, además de las «Notas a La Regenta» (que van dentro de la edición facsimilar de «Archivum»), las «Notas remozadas sobre La Regenta» (de 1984), «Aspectos de la lengua de Clarín (un pasaje de La Regenta)», «Del capítulo XXX de La Regenta», «Clarín y la lengua» y «Vida y obra de Clarín», fragmento de su «Introducción a la literatura en Asturias». Particularmente provechoso resulta comprobar cómo Alarcos matiza y reafirma su actitud ante «La Regenta» a lo largo de más de treinta años, desde una situación en la que era «una novela tan discutida como poco conocida» (1952), hasta 1984, en que ya llevaba varios años siendo una novela de éxito tan indiscutible como ya inamovible. La hermosa prosa de Alarcos descubre y redescubre a Clarín. Clarín y Alarcos, Alarcos y Clarín. Tanto monta. Como afirma Josefina Martínez: «El perfil de ambos humanistas tiene muchos puntos en común».
La Nueva España · 17 de marzo de 2002