Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Bajo las nieblas de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

Escritos asturianos de Jovellanos

Jovellanos, a quien se llegó a calificar como «el mejor de los españoles», fue, por tanto, uno de los mejores asturianos, y prueba de ello y de que no se trataba de un asturiano de tambor y gaita la tenemos en los numerosos escritos que dedicó a su tierra, la mayoría de ellos de carácter útil, pues señalaban posibilidades, estimulaban la industria, permitían a los asturianos conocerse mejor a sí mismos y criticaban lo que era menester criticar. Todo ello sin ningún ánimo regionalista, porque entonces no existía el regionalismo como antesala de la depravación política, sino como exponente de un patriotismo sincero y estimulante. Por ser patriotismo de ley, no era excluyente, razón por la que Jovellanos no apreciaba contradicción entre ser asturiano y español, y por ello; ocupándose de los problemas más evidentes de Asturias, y procurando resolverlos, planteaba o les buscaba solución a los problemas generales de la patria. Teniendo en cuenta esta postura, José Caso advierte en el prólogo a su edición de las cartas a Ponz, tituladas, en homenaje al título del libro de Ponz, «Cartas del viaje de Asturias»: «Lo que no pretendo es aprovechar los vientos regionalistas, que me parecen muy respetables, pero que ni quitan ni añaden mérito a los escritos de tema asturiano de don Gaspar, que son muchos de ellos estudios de primera mano de gran valor o proyectos de acción cultural que, incluso hoy, podrían ser un programa para el futuro».

Naturalmente, la obra de asunto asturiano más considerable de Jovellanos son sus «Diarios»: esa obra monumental que desdice la precipitada afirmación de Ortega y Gasset de queda literatura española no posee diarios ni relatos de viajes. Porque los «Diarios» de Jovellanos es el mejor libro de viajes del siglo XVIII, y quién sabe si de toda la literatura española, que aporta grandes viajeros, de lejanías y de cercanías, desde el Arcipreste de Hita y Roy González de Clavijo a José Pla. Los «Diarios» de Jovellanos, siempre en continuo movimiento por su tierra, constituyen el mejor testigo de la Asturias de su tiempo, y puede decirse que si Asturias se borrara del mapa (cosa que, a este paso, no sería raro que sucediera) o, desapareciera debajo de una capa de hormigón, se podría reconstruir a partir de ellos.

Dejando los «Diarios» aparte, como obra independiente, la Editorial KRK, en colaboración con el Ayuntamiento de Gijón y el Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, recoge en el tomo IX de sus obras completas los escritos dispersos de Jovellanos de asunto asturiano, en edición de Elena de Lorenzo y Álvaro Ruiz de la Peña. Se trata de la primera vez que estos textos se reúnen y que se editan con aparato crítico. El tomo es de más de quinientas páginas y la tipografía, clara y espaciada, facilita la lectura. Lo abre una nueva edición de las «Cartas a Ponz», manteniendo el título de la de Caso («Cartas del viaje de Asturias»), con añadidos importantes y «con algunos apéndices que aclaran aspectos textuales o de contenido». Admitiendo el criterio de los editores de agrupar los textos en cuatro apartados, el segundo está constituido por los escritos referidos a Gijón, el siguiente por los escritos que se ocupan de la geografía, historia y lengua de Asturias, y cierra el libro «el que fuera el último texto redactado por Jovellanos, la apelación a los pueblos de Asturias solicitando financiación para restaurar el Instituto de Náutica y Mineralogía de Gijón». Un amplio muestrario, pues, de la constante preocupación asturiana del prócer.

Releyendo textos como el titulado «Asturias» (en esta edición, que fue identificado como la quinta carta a Ponz, reeditada recientemente por Luis Ángel Sánchez en «Asturias» en 1991, y reproducida por LA NUEVA ESPAÑA), sorprende su modernidad: no puede resumirse mejor Asturias en menos palabras, y lo que aquí está escrito, vale para hoy. Debe compararse esta descripción del Principado con la que hizo para incluir en el «Diccionario geográfico» de Martínez Marina. En opinión de Jovellanos, este diccionario «tendrá por objeto la descripción general y particular del Principado y de todos los términos y lugares comprendidos en sus divisiones natural o física, civil y eclesiástica». En estas descripciones, la prosa de Jovellanos brilla a gran altura, si se tiene en cuenta que una de las cualidades de la buena prosa es la precisión.

Especial interés presenta su implacable «Juicio crítico de la "Historia antigua de Gija" que escribió don Gregorio Menéndez Valdés Cornellana», en el que, antes de dar el varapalo, señala el método: «Todo lo que se dice respecto a la fundación de Gijón se reprobará por la sana crítica, por falta de autoridad en que apoyarlo». Debía ser don Gregorio Menéndez Valdés bonísima persona, aunque harto crédulo, a quien liaba de mala manera el eclesiástico Lavandera Reyero, en cuya erudición confiaba, según le disculpa Somoza. Hoy, la «Historia antigua de Giga», que no está mal escrita, puede leerse como curiosa muestra de literatura extravagante, pero sin tomarla en serio, como bien se ocupó Jovellanos de evitar en su día.

La Nueva España · 24 septiembre 2006