Ignacio Gracia Noriega
Henry Roth
Henry Roth es, prácticamente, autor de un solo libro; pero se trata de un gran libro, la novela «Llámalo sueño», que figura, según reconocimiento unánime de la crítica, entre las mejores del siglo X.X. El valor que puedan tener apreciaciones como ésta siempre es muy relativo y debe ser considerado en lo que vale, que tal vez no sea mucho, pero señala que la novela de Roth está en los orígenes de las de Saul Bellow, Bernard Malamud, J. D. Salinger, Albert Halper, Isaac Rosenfeld o Philip Roth (de quien no sé si será familiar). Roth, a su vez, procede de John Dos Passos, de la trilogía «USA» y del James T. Farrell de «Studs Lonigan», y en aspectos muy específicos del «Huckleberry Finn», de Mark Twain, novela de la que, según Hemingway, procede toda la novela norteamericana. También se relaciona a Henry Roth con el socialismo individualista de Jack London; no veo yo cómo el socialismo puede ser individualista, de manera que en los casos de London y de Roth acaba predominando el individualismo sobre el socialismo, con lo que sale ganando la literatura. No existe una buena novela socialista, y en cambio la literatura verdaderamente buena es, ante todo, individualista. Las escuelas literarias o filosóficas y las tendencias políticas jamás le sirvieron al verdadero escritor de otra cosa que de lastre, aunque también es cierto que constituyeron refugios más o menos estables de numerosas mediocridades literarias.
Henry Roth publica «Llámalo sueño» en 1934, en plena depresión, y no puede decirse que haya constituido un gran éxito de público, pues la tirada inicial, de 1.500 ejemplares, tardó en agotarse. En cambio, la crítica la saludó desde el primer momento como una de las buenas novelas de la época, equiparándola algunos críticos, más por su carácter singular que por su asunto, a «El bosque de la noche», de Djuna Barners. Pero se conoce que a Henry Roth no le interesaba ser una figura literaria extraordinariamente apreciada, aunque por pocos, de esas que hoy se llaman «figuras de culto», mas sin proponérselo llegó a ser, sin tardar mucho, un «escritor de culto». Y un escritor que cada vez escribía menos. Después de su novela publicó algunos cuentos. «Broker» es uno de los últimos y de los mejores, aparecido en el «New Yorker» en 1938. No por ello dejó de vivir de la pluma, como diría Cela, pues se dedicó durante muchos años al cuidado de una granja de pollos que acaso haya adquirido (aunque no puedo asegurarlo) con las liquidaciones de sus derechos de autor. Hace pocos años, a edad muy avanzada y coincidiendo con una nueva edición de su novela y, por consiguiente, con su redescubrimiento como autor Roth publicó otro libro, del que no tengo más noticias.
Henry Roth, cuyo nombre es adaptación al inglés del suyo original, de resonancias judaicas y germánicas, nació en 1906 en Tysmenica, que por entonces, pertenecía al Imperio austro-húngaro. Sus padres, con muy buen sentido, emigraron a Norteamérica cuando se les presentó la oportunidad y se establecieron en New York. El pequeño Henry se educó en el City Collegc leyó mucho y adquirió buen pulse literario frecuentando las novelas de Dickens, de Mark Twain y de London. Aunque «Llámalo sueñe es una novela que supera los moldes tradicionales de hacer novela, no por ello Roth renunció a su herencia, y, a diferencia de otros escritores, como los hermanos Singer (el menos famoso de los cuales, y el que menos vendía, obtuv el premio Nobel de Literatura) o Sholem Asch, el autor de «El judío de los salmos», una excelente novela épica, que procedían de Polonia, el mundo judaico reflejado en su novela es mucho menos agobiante, y sobre ella pesa más Mark Twain que el judaísmo. Roth describe admirablemente el mundo newyorkino, en el que va desarrollándose el pequeño David Schearl desde los 2 años de edad hasta que ha cumplido los 8. Aunque sólo fuera por su descripción de la infancia podremos apreciar cuánt le debe Salinger a Roth. Cada ves más apartado de la vida literaria, después de su paréntesis como escritor de los años treinta, que el el gran momento de la literatura proletaria norteamericana, Roth ejemplifica la figura del escritor norteamericano como un individualista alejado de la Academia y de las tertulias gremiales. De «Llámalo sueño» hay una traducción al español con el título «La calle es pequeña» (1966) y otra más completa ele Alfaguara, en 1990, con su hermoso título «Llámalo sueño» («Call it sleep»).
La Nueva España · 14 diciembre 2006