Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Despedidas & necrológicas

Ignacio Gracia Noriega

Borau

Un escritor tardío descubierto en Oviedo gracias al «Tigre Juan» por «Camisa de once varas»

José Luis Borau fue un escritor tardío, descubierto en Oviedo. Su primer libro de cuentos, «Camisa de once varas», recibió el premio «Tigre Juan» de 2003. También fue el escritor de carrera más sorprendente y vertiginosa de esta monarquía. Lanzado a publicar después de cumplidos los 70 años, a los cinco años del premio «Tigre Juan». en 2008, es elegido miembro de la Real Academia Española. No se conoce el caso de nadie que haya llegado al sillón académico con tanta rapidez. y además mereciéndolo. Porque los que no lo merecen entran en las academias enseguida, por las vías de la política o del prestigio social, o en función de «comisarios políticos», como los «miembros de representación» del RIDEA o Rinstituto.

Borau empezó a publicar tarde, pero había escrito durante toda su vida: primero críticas de cine y después guiones cinematográficos. Decía Azorín que a un director de cine español se le ponía delante un mazo de cuartillas y no sabía qué hacer con ellas. No era el caso de Borau, que fue guionista antes que director, y crítico antes que guionista. Su labor como crítico en el «Heraldo de Aragón» le emparienta con los directores de la «nouvelle vague». Antes de ponerse a dirigir, Truffaut, Godard, Rivette, etcétera, se planteaban en las críticas publicadas en «Cahiers de Cinema» problemas de dirección. No es mal camino para llegar a la creación a través de la crítica. La singularidad de Borau le conduce a hacerse productor para reafirmar y a la vez preservar su carrera como director, ya que las películas que le encargaban los productores no les gustaban y las que él proponía no gustaban a los productores. De este modo pudo realizar una obra cinematográfica muy cuidada, muy coherente, aunque escasa. No llegó a la docena de películas, aunque intervino en muchas otras como guionista, como productor e incluso como actor (todavía hace una semana tuvimos oportunidad de verle interpretando al malhumorado capellán en «Todos a la cárcel» de Berlanga por la TV del Gobierno). John Ford aseguraba que para hacer las películas que le interesaban tenía que hacer cuatro o cinco intermedias que le interesaban muy poco. Borau evitó este problema rodando sólo lo que le interesaba: es decir, eligiendo con mucho cuidado los guiones y limitándose a rodar pocas películas. Como narrador también publicó poco libros -«Camisa de once varas», «Navidad, horrible Navidad» y «El amigo de invierno»-, pero esto se debe a que empezó tarde. Sin embargo, no es exageración señalar que se trata de uno de los mejores cultivadores de la narración breve de lo que llevamos del siglo XXI, que se presenta como siglo muy antiliteraño. Sus cuentos son frescos, entretenidos, cotidianos y están muy bien escritos y narrados. Algunos como «So long, pequeña» o «El amigo de invierno» son novelas cortas. También cultivaba el género epistolar, con estilográfica y manteniendo el ritmo de la correspondencia. En una de las primeras cartas que recibí de él, para agradecer la decisión del jurado de XXVI Premio «Tigre Juan», confiesa: «Para un escritor tardano como yo, sólo empujado al campo literario por decisión de amigos y colaboradores, semejante reconocimiento supone una doble emoción». Y cuando publicó «El amigo de invierno», en 2008, me escribió: «No me importaría presentarlo al premio "Ciudad de Pilares", si lo hubiera». Aunque descubrió Oviedo tarde, no dudaba de que le traía suerte.

La Nueva España · 25 noviembre 2012