Ignacio Gracia Noriega
Todo un alcalde
La independencia, el mejor valor de Aurelio Quirós como regidor
Después de haber sido uno de los grandes alcaldes de Noreña, Aurelio Quirós se dedicó a la labranza, como los viejos generales romanos retirados. Fue un alcalde de los que ya no quedan, y es una lástima. Los alcaldes de ahora tienen aspecto de empleados de la oficina de tasas, siempre atareados y siempre sufriendo, previo pago. Quirós, en cambio, era un alcalde con aspecto de alcalde. A veces recordaba a Pepe Isbert en "Bienvenido, Mr. Marshall". Isbert fue el mejor alcalde del cine español y creo que no exagero si escribo que Quirós fue, en su estilo, el mejor alcalde de Asturias: un hombre del pueblo y popular (que ser del pueblo y popular no siempre van unidos), asequible, campechano, trabajador y tranquilo. Supongo que procuraría arreglar los asuntos con el menor papeleo posible. Y sus vecinos le estimaban. Cuando yo tuve problemas con el ayuntamiento soviético de mi pueblo, Aurelio me animó a que me marchara a Noreña: "Aquí juegas en casa". Nunca le agradeceré lo suficiente estas palabras.
Aurelio Quirós era el mejor alcalde posible porque no dependía de ningún partido político. Eso es una garantía. El partido suele interponerse entre la gestión municipal y el ciudadano. Entre Aurelio y Noreña no existía ese intermediario político, por lo que las cosas tenían mejor solución o, cuando menos, más rápida. Desconfiaba de los políticos profesionales, cosa que él nunca fue, ya que le elegían sus electores directamente. A él no le hacía falta tener el beneplácito de las sedes de partidos, por lo que gozaba de plena independencia. Los alcaldes profesionales se deben más a su partido que a su pueblo. Como Aurelio no pertenecía a ningún partido, sólo le interesaban los asuntos de Noreña. Que es para lo que debe estar un alcalde, para ocuparse de las cosas importantes y dejar lo demás para los que habitan en las sedes de los partidos.
Aurelio estaba empeñado en demostrar lo grande que es Noreña, que no se limita a la villa, como suponen muchos Él era de La Felguera, que está dos o tres kilómetros al norte, y allí conservaba la casa natal, la casería con sus dependencias, los prados y los ganados. Hasta pocos días antes de su muerte iba a La Felguera diariamente. Por la tarde echaba la partida de brisca en Casa Alicia, "enseñando a jugar a sus compañeros de mesa", como él decía. Su casa estaba encima, y frente a ella tenía el quiosco de la Hacia las nueve y media de la noche el matrimonio caminaba los pocos metros que le separaban de su casa. A veces Aurelio bajaba su sombrero de fieltro: estaba muy contento con aquel sombrero.
Va a ser muy difícil entrar en Casa Alicia y no verle ya en la mesa del fondo, tranquilo y campechano y con su fino sentido del humor. Aurelio Quirós llenaba mucho en Noreña. Era todo un paisano y un gran amigo. Sin é1, la Villa Condal queda más despoblada, y quienes le conocimos y, apreciarnos, más solos.
La Nueva España · 15 julio 2015