Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Despedidas & necrológicas

Ignacio Gracia Noriega

En la muerte de Doctorow

Su novela Ragtime fue uno de los éxitos memorables del pasado siglo

Tal vez Doctorow no suene como un nombre muy apropiado para un norteamericano, pero lo cierto es que Edward Lawrence Doctorow consiguió con su novela Ragtime uno de los éxitos memorables de los años setenta del pasado siglo. El ragtime es casi casi lo opuesto al blues: un sonido pianístico que dio al jazz una forma y melodía, y como no eran lo mismo, se impuso el jazz. Doctorow reproduce como frontispicio de su novela una recomendación de Scott Joplin: El ragtime nunca debe tocarse rápido. Pero Doctorow es lo contrario de un novelista lento. El rag tuvo su época y Doctorow la describió con mucha eficacia en la novela de este tipo de música sin necesidad de incurrir en construcciones aparatosas como las de Gore Vidal y otros novelistas de pretensiones históricas y totalizadoras. Doctorow no tuvo intención de escribir la historia de su país pero era sensible a que en la época en que se desarrollaba una de sus novelas sonara determinado tipo de música En cambio, en otras épocas no había música que mereciera ser tocada, y Doctorow las describió de manera también imperturbable. El libro de Daniel relata un caso que conmovió a todo el mundo: yo, siendo muy niño, recuerdo a los esposos Rosenberg cantando canciones de ópera mientras esperaban a ser ejecutados en la silla eléctrica por haber vendido secretos nucleares a la Unión Soviética. Una vez ejecutados resulta que no eran culpables. El libro tiene un tono profético desde el título, en alusión a la condición de judíos de los Rosemberg, en la novela llamados Isaacson, y Daniel es su hijo, que como el profeta del Viejo Testamento escribe un libro sobre una época de gran desolación y sobre la consiguiente confusión. Es una novela en toda distinta de Ragtime: es como reconocer que El arpa de hierba y A sangre fría, ambas de Truman Capote, son obras del mismo autor. El escenario de otras de sus novelas, El lago, es la gran depresión, tiempo de penuria pero también de esperanza. Porque una de las virtudes de Doctorow que no se trata de un escritor destructivo.

Su mejor novela, en mi opinión, es El arca de agua: no se parece en nada a las que he citado y ha sido calificada como cuento gótico. La sombra de El cuervo de Poe planea sobre un Nueva York de 1871 descrito como una fotografía de color sepia. Aquí intervienen como elementos principales la recreación de ambientes y un clima de misterio que fleta sobre la ciudad y los personajes. Una novela que deberían leer los que opinan que la novela es un género caduco y sin interés.

E. L. Doctorow nació en Nueva York en 1931 y fue profesor en la Universidad de Princenton. También se le deben algunas piezas de teatro y es autor de una colección de ensayos traducidos al español como Poetas y presidentes, un libro sobre temas distintos, agradablemente expuestos, que manifiestan la variedad de sus intereses: desde Hemingway a la Constitución.

La Nueva España · 24 julio 2015