Ignacio Gracia Noriega
Adiós a una ovetense amable
En esta época en que la amabilidad y la buena educación desaparecen por juzgarlas innecesarias e incluso contrarias a los principios que en la actualidad rigen, la pérdida de Menchu Noval, a sus noventa años cumplidos, es particularmente sensible para quienes la conocimos y para el espíritu de la ciudad. Verla tan menuda y tan atenta en cualquier espectáculo ovetense (ópera, conferencias, presentaciones de libros o cualquier otro acto social o cultural), levantaba el ánimo. Casi siempre estaba acompañada de dos o tres amigas, de las que ella era la más pequeña (a la estatura me refiero) pero la más vivaracha, enterada y saludadora: como si fuera el alma de aquel pequeño grupo y, de paso, el alma también de la reunión. Le debo agradecer que asistiera a todas mis conferencias y que al final se acercara a la mesa, donde teníamos un rato de charla.
Su tema de conversación principal, pero no monográfico, ni dramático, ni reivindicativo era Luis Arrones Peón, su marido, fallecido hace ahora quince años.
Arrones era un buen periodista, muy atento a su entorno ovetense y buen conocedor del pasado de la ciudad, sobre todo en lo que a hostelería y gastronomía se refería, a las que dedicó una serie de artículos más tarde recogidos en el libro "Hostelería del viejo Oviedo". Yo cito de cuando en cuando este libro porque es imprescindible como fuente de datos y de anécdotas de un tiempo pasado que, aunque reciente, empieza a entrar en las nieblas del olvido. ¿Quién se acuerda a estas alturas de la pensión Elvira, de Casa Pachín, del bar Dragón, o de Casa El Rey? Incluso me parece que ya son pocos lo que se acuerdan a Alvabusto o de La Perla, por lo que el libro de Arrones es un documento inapreciable para que permanezca vivo el Oviedo que se fue hace años.
Sin el libro de Luis Arrones no sería posible recuperar una parte muy representativa de la historia de la cuidad; sin él no hubiera podido escribirse un libro excelente como "Historias del ocio de Oviedo", de Carlos del Cano, el cual, en el apartado dedicado a los agradecimientos afirma: "Si Luis Arrones Peón no hubiera escrito 'Hostelería del viejo Oviedo', muchos de los apartados que incluye este libro tendrían importantes lagunas".
Menchu estaba muy orgullosa de que su marido hubiera escrito un libro tan memorable, aunque a veces le molestaba, con toda razón, que muchos desaprensivos le entraran a saco sin citar procedencia. Pero esto es moneda corriente en los libros cuyo contenido documental los hace necesarios. Y aunque hubo críticas malintencionadas al libro de Arrones, lo cierto es que sí no existiera, una parte importante del pasado de Oviedo se habría olvidado. Cada vez que yo citaba el libro de Arrones me llegaba una carta de Menchu agradeciendo la mención: "Es como si hubiera recibido un regalo de Navidad", decía. Ahora Menchu Noval ya no está entre nosotros, pero me gustaría seguir haciéndole regalos de Navidad. Los merecía.
La Nueva España · 31 marzo 2016