Ignacio Gracia NoriegaIgnacio Gracia Noriega


Gracia Noriega, Personas y hechos de Asturias

Ignacio Gracia Noriega

Romanos en Gijón

Este amplio, documentado, útil y erudito libro; publicado por el Ayuntamiento de Gijón, «La muralla romana de Gijón (Asturias)», de Carmen Fernández Ochoa, en realidad es un capítulo particular y necesario de otra obra más general y muy sugestiva, «Los Finisterres atlánticos en la antigüedad. Época prerromana y romana», asimismo publicado por el Ayuntamiento de Gijón (en 1996), y en el que la labor de Carmen Fernández Ochoa es igualmente destacada (en este caso, como coordinadora).

En el primero de estos libros en el orden cronológico, la profesora Fernández Ochoa publica un artículo en colaboración con Paloma García Díaz y Fernando Gil Sendino, «La investigación sobre Gijón y su concejo en la época romana: estado actual de la cuestión», donde encontramos una descripción sumaria pero efectiva de la trayectoria de la muralla, los materiales de que se compone (lienzo exterior de sillares de arenisca, lienzo interior de bloques calizos, núcleo de «opus caemeticium» de zapata irregular asentada sobre la roca sin tallar), sus medidas (bajo la iglesia de San Pedro, donde lleva la dirección este-oeste, mide 17 metros, si bien la altura de los 11,80 metros sufre un retranqueo de dos metros hacia el Norte, y su anchura oscila entre lo 3,10 y los 4,60 metros), y se establece su relación con las termas. La gran obra –obra de romanos, al fin–, abierta al hosco cielo del Norte (que en el pasado debía ser más hosco que el de ahora, que parece cosa de turistas), nos recuerda aquellas legendarias murallas de Adriano en la que se desarrollan algunos memorables cuentos de «Puck», de Kipling.

Según nos cuenta Juan Uría en «Los cruzados del norte en las costas de Asturias en 1147», Gijón gozó fama de inexpugnable durante la edad media gracias a la peña de Santa Catalina, que fue precisamente el núcleo urbano originario de la villa. En la Crónica de Pero Niño se dice que Gijón «tiene un castillo asentado en unas fuertes peñas en que bate el mar: toda la villa es peña tajada muy alta». Y el P. Mariana, al relatar el sitio de Gijón por Enrique III escribe que «el sitio es tan fuerte por su naturaleza, que por fuerza no la podrán tomar». La ciencia militar se apoya en aprovechar la fuerza de la naturaleza. En este sentido, los romanos, en Gijón, fortificaron una naturaleza de duras rocas, muy fuerte.

«La muralla romana de Gijón» pormenoriza los trabajos en torno a esta construcción militar, y abarcan desde aspectos historio-gráficos (las fuentes medievales, los cronistas y anticuarios de la Edad Media, la Ilustración, las excavaciones de Alvargonzález en Campo Valdés, etcétera) hasta el registro arqueológico de materiales, técnica constructiva y análisis tipológico, con anexos sobre numismática, por Fernando Gil Sendino; bolaños medievales de Cimadevilla, de Félix García Díaz; el estudio petrográfico y mineralógico, materiales de construcción y cerámicas de la muralla, por Rosario García Giménez, y la reproducción comentada por Juaco López Álvarez del artículo sobre «Restos romanos de Gijón», escrito por Jovellanos para el «Diccionario Geográfico-Histórico de Asturias». No podía faltar la palabra del ilustre gijonés en cualquier trabajo referido a Asturias, y mucho menos si este trabajo se refiere específicamente a Gijón.

El recuento historiográfico es meticuloso, desde las crónicas de Pero Niño y Pero López de Ayala hasta las referencias de Ambrosio de Morales, Tirso de Avilés, Juan de Mariana, Luis Alfonso de Carvallo y Gil González Dávila; en la época de la Ilustración figuran noticias de Gregorio Menéndez Valdés, Manuel Risco, Eugenio Llaguno, Agustín Ceán Bermúdez y, claro es, Jovellanos. Y, en fin, la aportación del siglo XIX es numerosa: Quadrado, Caveda y Nava, Rendueles Llanos, Somoza, etcétera. Estamos de acuerdo con Carmen Fernández Ochoa cuando califica a Carvallo como «el escritor asturiano más interesante de este período» (siglos XVI-XVII).

Y, según nos comunica Vicente Álvarez Areces en las «palabras previas», la inquisición sobre el pasado de Gijón continúa en marcha. «Estoy seguro de que no tardando mucho tendremos nuevos resultados de esta labor incansable. Las memorias científicas de las termas y de la Campa están casi a punto y las nuevas excavaciones presagian datos de sumo interés». Esperemos que esos resultados sean tan brillantes como éstos.

La Nueva España · 31 de enero de 1998